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“A la gente no le interesa el jazz”

Arturo Mora Rioja     Foto: Marcos Fernández

Contrabajista y basjista eléctrico de jazz, Arturo Mora Rioja (Madrid, 1974) es un asiduo del panorama jazzístico madrileño. Lleva once años sonando en los clubes de jazz más prestigiosos de la capital, desde El Segundo Jazz hasta El Despertar.  Intérprete y compositor ocasional, es también profesor de Informática en un Instituto de Secundaria y periodista de jazz aficionado en las webs tomajazz.com y allaboutjazz.com. A falta de diez días para el Festival de Jazz de Madrid, Arturo Mora habla de las dificultades y alegrías de su carrera como músico y de la situación actual del Jazz en Madrid.










Pregunta.  Más de una década dedicada al Jazz ¿Cómo decidió empezar en este mundo?


Respuesta. La música, y muy especialmente el jazz, ha sido mi pasión desde niño. Aunque mi carrera profesional llevaba un rumbo distinto (soy Ingeniero en Informática y trabajé en el sector durante casi diez años) tuve la oportunidad de tocar el bajo eléctrico en grupos de heavy metal (otra pasión, en este caso generacional). Con 26 años decidí comenzar mis estudios musicales en el Taller de Músicos de Madrid y unos meses después ya estaba dando mis primeros conciertos de jazz. En 2004 abandoné para siempre la empresa privada gracias a la plaza de funcionario que actualmente ostento, y que me aporta el tiempo libre suficiente como para dedicarme al jazz. En 2005 cumplí mi sueño de aprender a tocar el contrabajo, con Carlos Ibáñez como profesor.


P. ¿Con qué dificultades se encuentra un músico de jazz en los comienzos? ¿es más fácil o más difícil sobrevivir actualmente? ¿se nota la crisis?



R. El primer problema es establecer contactos, conocer otros músicos con los que contar y que puedan, a su vez, contar con uno mismo. Aparte de los anuncios en escuelas y locales de ensayo, en el mundo del jazz la fuente principal de contactos son las jam sessions que, por fortuna, se han generalizado en Madrid en los últimos años.

El segundo problema tiene que ver con la recepción popular y con la cantidad de trabajo. Respecto a la crisis, en el jazz ocurrió como en otros sectores pero con una curva distinta: en la época del pelotazo económico hubo una cierta bonanza (en todas las bodas, fiestas privadas y cenas de empresa había un grupo de jazz, se podía trabajar) y con la llegada de la crisis las expectativas bajaron de forma dramática (para la mayoría de la gente la cultura es un gasto superfluo). Los buenos tiempos coincidieron con la eclosión de la nueva generación de músicos provenientes de las escuelas de música moderna (Escuela de Música Creativa, IMT, Escuela Popular de Música y Danza y el mencionado Taller de Músicos) y en la actualidad mucha gente está cursando el nuevo Grado Superior de Música en los conservatorios del norte de España (es increíble que todavía no esté implantado en Madrid, por cierto). Ahora mismo hay más músicos cualificados que nunca, pero la escena ha menguado considerablemente. Son tiempos muy difíciles.
P. Muchas veces hay que compaginar la profesión de músico con otros trabajos, ¿es su caso? ¿se vive de esto?

R.Efectivamente en mi caso, la música es el área donde concentro mis mayores esfuerzos, pero aparte de una inmensa satisfacción personal tan solo obtengo un sobresueldo económico. La mayoría de los que se dedican exclusivamente a la música deben compaginar su interpretación con su enseñanza. Conozco pocos casos (los hay, por fortuna) de músicos que solo vivan de tocar jazz.


“disponemos de músicos de primer nivel y a veces los clubes están vacíos”
P. En los últimos años han aumentado las agrupaciones de jazz en Madrid ¿Cómo ve la situación actualmente? ¿cómo cree que es la relación este esta oferta musical y la demanda del público?

R. Es cierto que el nivel de los músicos y grupos ha evolucionado de forma inversamente proporcional al interés del público. Disponemos de una escena, una oferta y unas agrupaciones con las que tan solo podríamos haber soñado hace 15 años, pero a la gente no le interesa el jazz. La mayoría de clubes de Madrid fueron fundados en los años 80, cuando el ciudadano aún tenía curiosidad por descubrir cosas nuevas. Ahora mismo disponemos en la ciudad de músicos de primer nivel como Sacri Delfino, Marta Sánchez, los hermanos Vistel, Román Filiú, Ariel Brínguez, las big bands de Bob Sands y Miguel Blanco (la Afrodisian Orchestra) y otros jazzmen históricos como Baldo Martínez o Chema Saiz (a quien, por desgracia, cada día es más difícil ver en directo), y a veces los clubes están casi vacíos. Es una pena.

P. Aunque hay bastantes clubes, hay pocos que se dediquen exclusivamente al jazz. Quizás se ven obligados ofertar otros estilos por la falta de público.

R. Sí, la mayoría no se dedican exclusivamente al jazz debido al escaso rendimiento económico que obtienen. Clamores Jazz tiene una programación de jazz muy limitada, el Café Central a veces programa a cantautores o música renacentista durante semanas enteras, Populart combina jazz con blues, Segundo Jazz dedica varios días de la semana a versiones de pop y cantautores, y hay varias salas que se han abrazado directamente al eclecticismo basado en lo que algunos describen como músicas negras (El Junco, El Tempo, Moe Club). Ahora mismo solo me vienen a la cabeza El Plaza y Bogui Jazz como salas 100% jazzísticas.
P. Lleva años tocando por distintos locales de Madrid, ¿cree que ha cambiado el público con respecto a hace varios años? ¿Quizás ahora es más joven?

R. Sobre todo creo que es escaso. Su composición quizá sea más heterogénea que hace años, posiblemente ocasionada por un desmembramiento progresivo de la audiencia. En este punto debo hacer hincapié en el hecho de que el público de clubes suele ser muy distinto al de festivales de jazz.
P. ¿Cómo es su relación con los clubs donde ha tocado? ¿Alguna anécdota en algún directo?


R. Hay dos clubes, El Despertar y Segundo Jazz, que son algo así como mi segunda casa. Integro el cuarteto base de la jam session de los martes en Segundo Jazz desde hace más de 5 años, y eso da para mucho. También tengo una excelente relación con Bogui Jazz y con El Plaza. Anécdotas ha habido muchas y variadas, de hecho hace un año empecé a escribir un blog donde ir recopilándolas poco a poco: el jazznecdotario 


P. Centrándonos en el tema musical, ¿qué tipo de jazz destaca ahora en el ambiente? ¿Se está haciendo algo nuevo?

R. Si miramos al mundo ahora mismo hay tres corrientes jazzísticas en boga: la de la escena de Nueva York, la escandinava/centroeuropea y las fusiones afro-orientales. Es complicado encontrar elementos de dichas tendencias en Madrid. La escena madrileña es muy variada (manouche, New Orleans, swing, be-bop, fusion, latin), pero no excesivamente novedosa. El cuarteto de Marta Sánchez atesora componentes del jazz neoyorquino actual, cuyos elementos también se pueden escuchar a veces en los músicos cubanos de la capital. Hay un grupo, el GNU Trio de Guillermo Bazzola, Marcelo Peralta y Andrés Litwin, que toma bastantes riesgos, y siempre están los proyectos de Baldo Martínez, con guiños al folclore y a la libre improvisación (ahora mismo está presentando su nuevo MBM Trio junto a Antonio Bravo y Lucía Martínez). El guitarrista Juan Camacho, a cuyo quinteto pertenezco, siempre ha ido un paso por delante en términos de composición.
P. ¿Qué alcance internacional cree que tiene el jazz de Madrid? ¿Se valora dentro del panorama internacional?


R. Eso habría que preguntárselo a músicos y aficionados de otros países. Entiendo que músicos como Jorge Pardo, Chano Domínguez o Javier Colina son conocidos y venerados mundialmente, como es lógico, pero no sé si algo de aquí sonará más allá de nuestras fronteras (con la excepción de Japón, donde los grupos de los pianistas Igor Prochazka y Germán Kucich, entre otros, han tenido buena acogida).


"estamos preparando el quinto CD del Juan Camacho Quinteto"
P. A lo largo de estos diez años, ha formado parte de muchos grupos diferentes, quizás algún proyecto de futuro, disco, colaboración... 


R. Actualmente sigo en fase de promoción de "Silencio", el primer CD de mi grupo de jazz fusion Tet-Quart,  mientras preparamos temas para el segundo. También estamos preparando, en este caso, el quinto CD del Juan Camacho Quinteto, que esperamos grabar en unos meses. Sigo todos los martes en la jam session de Segundo Jazz con el cuarteto Kyrios, con el que actuaremos a finales de octubre en el Festival 365 Jazz Bilbao. Y el año que viene espero volver a colaborar con Juliet Annerino (cantante de Chicago) y Riner Scivally (guitarrista de Los Ángeles), que suelen venir a Madrid esporádicamente.
P. Faltan pocos días para  que comience el Festival de Jazz de Madrid, ¿alguna novedad?


R. Desde 2006 he participado en todas las ediciones del festival, en el apartado "Jazz con sabor a club". En 2009 fue con Tet-Quart y el año pasado con el Juan Camacho Quinteto y con Juliet Annerino. Este año, como los anteriores, será la jam session de Kyrios la que figure en la programación.

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