En los últimos años, el deporte español está alcanzando un gran reconocimiento, tanto a nivel nacional como internacional. Victorias como la de la selección española de fútbol en el pasado mundial o la más reciente del equipo de baloncesto en el Eurobasket, así como las legiones de seguidores en todo el mundo de sus estrellas, lo confirman.
Pero ninguno de estos grandes éxitos sería posible sin el apoyo de un equipo médico dedicado exclusivamente a mantener a los jugadores.
Como explica Pablo Aranda, especialista en medicina deportiva y encargado de las revisiones a la plantilla del Athletic Club de Bilbao, “El primer objetivo es que los jugadores estén bien de salud antes de que empiece la pretemporada”. Para ello, se realizan pruebas que suelen centrarse en la medición de posibles alteraciones en los músculos y en la capacidad cardiaca de los jugadores.
En el caso de los deportistas de élite, es indispensable potenciar al máximo su rendimiento, y para ello “es indispensable diseñar entrenamientos individualizados para cada jugador, ya que pueden variar a lo largo de la temporada”, apunta Aranda. El experto ha explicado además que para adaptarse a esas posibles modificaciones, los deportistas llevan un pulsómetro en los entrenamientos para controlar sus niveles cardiacos, que serán la clave para optimizar su rendimiento.
Gracias al estricto control médico que se realiza sobre estos profesionales, es posible evitar numerosas lesiones que podrían acabar antes de tiempo con la carrera de muchos deportistas o minimizar su efecto, de forma que les sea posible regresar en el menor tiempo posible, sin embargo, como señala Aranda “este tipo de controles no se aplica exclusivamente a los atletas, mucha gente lo cree así, pero es falso. También los deportistas no profesionales deben contar con las recomendaciones de los médicos para prevenir posibles lesiones”.
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