Los artistas y productores coinciden en que ha cambiado el modelo de mercado donde la escasa venta de discos no supone ningún beneficio ni para el artista, ni para los empresarios.
La venta de discos en España ya no es rentable para los artistas españoles, y menos para las discográficas. Los resultados no son nada alentadores, y solo varios grupos de música logran alcanzar una cifra razonable de ventas de sus discos. “Las compañías disqueras no contratan a artistas emergentes, y solo van a lo seguro, pero seguro ya no hay nada” asegura Cristina Llanos, vocalista del grupo Dover. La trayectoria del grupo ha sido totalmente desigual, sus inicios están marcados por un éxito arrollador en ventas en los noventa y tuvieron la necesidad de reinventarse, y Sony confió en ellos. Su sonido evolucionó hasta el Pop mas discotequero y con su disco “Follow The city Lights” arrasaron en la lista de ventas. Ahora las cosas han cambiado para todos los artistas, ellos viven de lo que recaudan en los conciertos y las discográficas, intentan llevar a cabo esa representación y todo el trabajo de “management”, que años anteriores había estado ajeno a las labores de un sello discográfico, asegura Cristina.
Las nuevas fuentes de ingresos se basan en sacar todo el beneficio posible a un disco, independientemente de la venta del mismo. Aunque evidentemente no se puede obviar el beneficio que obtiene el artista y la discográfica de la venta de su álbum, ahora no es suficiente. La recaudación por ventas de álbumes ha caído estrepitosamente, y las compañías se han visto obligadas a fusionarse con otras compañías, como fue el caso de Vale Music Spain con Universal, o reinventarse e intentar sacar todo el partido posible a las giras que realizan los Artistas.
La discográficas cambia los contratos de los artistas. A las funciones de edición y distribución de los discos, se suma la de representación, gestión y patrocinio de sus giras y conciertos, labores que anteriormente no estaba ligada a un contrato discográfico y que supone la rentabilidad de esa inversión en un artista. La recaudación que se obtiene de la venta de entradas a los conciertos, en ocasiones y dependiendo del artista hace que la producción de un disco sea rentable. Y según palabras de Juan Belmonte, productor musical, de ello depende que un sello discográfico vuelva a firmar contrato con un cantante.
Los mas perjudicados por este nuevo negocio son los artistas emergentes que se encuentran de primeras con este panorama musical. Otros artistas con carreras mas sólidas, han optado por trabajar ajenos a una discográfica y han creado su propio sello musical, como por ejemplo Amaral, anteriormente ligados a Warner, y que han decidido crear su propio sello llamado “Discos Antártida”.
Lo que entienden artistas y empresarios discográficos es que salvo excepciones, la venta de discos ya no sustenta a un artista ni a una discográfica. Se tienen que buscar nuevos caminos, asegura Juan Belmonte. Los caminos de un sello musical pasan por abarcar todo el beneficio que pueda dar de sí el artista en conciertos, giras y marcas. Y los caminos del artista pasan por buscar alternativas e independizarse de las ataduras de ese contrato discográfico.
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