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Italia: quiebra inminente o esperanza


Lecco - Italia/ Foto: Gala Martinez-Romero Martin
Italia fue el principal foco de atención de la prensa durante toda la semana pasada y la actual. Después de la quiebra de Grecia, Portugal e Irlanda, nadie pensó que la crisis podría realmente tomar un camino catastrófico y contagiar a países más vulnerables y grandes en la zona euro.
La quiebra de Italia ya es un tema muy presente, y cada vez menos imposible. Los especialistas siguen optimistas pero todos saben que si Italia quiebra será un caos no solo para las economías europeas como también a nivel mundial. 


El italiano, investigador de economía en Oxford, Antonio Mele no cree que Italia vaya a quebrar. “La verdad es que Italia sigue siendo solvente (puede pagar su deuda), pero tiene un problema de credibilidad en sus finanzas públicas. Los inversores no creen que hayan voluntad política de reducir el gasto público y de hacer reformas que permitan que la economía vuelva a crecer. Esto implica que los inversores piden un rendimiento más alto a los bonos italianos. Si el sistema político italiano resuelve este problema de credibilidad, ya está”.
El profesor de Economía Monetaria de la Universidad Complutense de Madrid y profesor visitante de CUNEF (Colegio Universitario de Estudios Financiero), Miguel A. Arranz concuerda con la opinión de Mele: Personalmente no creo que vaya a producir una quiebra italiana, aunque lo cierto es que ni Italia ni el resto de Europa tiene mucho margen de maniobra”.
            Después de la dimisión de Berlusconi, Italia viene presentando una mejora en los índices de su prima de riesgo, pero lejos de estar en un grado satisfactorio. “Cuando pareció claro que el gobierno Berlusconi iba a ser sustituido por un gobierno tecnocrático, la prima cayó significativamente. Esto muestra que no todo está perdido, que aún hay posibilidad para Italia de salvarse de si misma, sobre todo de salvarse de sus políticos incompetentes y corruptos” – afirma Mele. Asimismo Arranz cuenta que lo que pasó en la última semana con la suspensión de pagos no fue nada menos que el mercado respondiendo a una serie de mecanismos que reflejan la incertidumbre del momento.
            La quiebra de Italia supondrá un cambio en toda la coyuntura mundial. Mele compara esta situación con la crisis que Argentina vivió en 2002. “Si quiebra Italia, mismo que sea un default parcial, muchos bancos europeos y non-europeos se encentrarían en enormes dificultades, especialmente los bancos italianos y franceses que tienen muchísimo bonos italianos. Eso implicaría un credit crunch mundial. Además, como Italia es uno de los mayores contribuyentes del EFSF, pondría en peligro a  otros planes de rescate para los PIGS (siglas de Portugal, Irland, Greece, Spain). En Italia, una quiebra implicaría decidir a quien pagar, si los pensionistas o los empleados públicos, o los proveedores de servicios y bienes para el estado, etc. Así que mucha gente se quedaría sin sueldo”.
            Al igual que Mele, Arranz cree que la quiebra del país podrá ser catastrófica. “Si finalmente se produce la quiebra de Italia, las consecuencias podrían ser tremendas para el resto de Europa. Hay que tener en cuenta que hay varios países que dependen del crédito para operaciones a corto y medio plazo y, si el crédito se restringiese, lo que sería obvio en el caso de que un país como Italia quebrase, originando una mayor desconfianza y, por ende, un aumento de los intereses de la deuda emitida, dichos países no podrían hacer frente a sus obligaciones crediticias y no podrían hacer frente a los pagos de muchas operaciones ordinarias. Es decir, tendrían que suspender pagos y quebrar. Estaríamos hablando del peor escenario posible, pero no es imposible. Se produciría una quiebra dando lugar a la caída sistemática de otras economías.”
            Arranz también comenta sobre las imposibilidades de los mercados mundiales en recatar Italia. “En el caso de quiebra de un país como Italia se haría necesaria la intervención no sólo de las autoridades europeas, sino de FMI, y el coste de la operación sería muy elevado. Tan elevado que es posible que no haya fondos en Europa para rescatar a otro país posteriormente. Hace un año y medio el Banco Central Alemán (no el Europeo) preparó planes para quiebras ordenadas de países europeos periféricos (los famosos PIIGS). Hoy por hoy ya no hay margen para quiebras ordenadas”.
            Entender como varios países de Europa llegaron a este punto no es una tarea fácil. Desde el empiezo del Euro, Europa viene manteniendo la posición de que los únicos países participantes de la Unión Monetaria Europea eran países solventes. Que Grecia tenga mentido no significa que Italia tenga hecho lo mismo. Y si Italia no mintió, es paradojo pensar que si hace años era un país solvente hoy este ahogado en deuda. Cómo Italia llegó a tal punto es una cuestión importante para entender la dinámica de la crisis que estamos viviendo.
            Mele cuenta que la triste verdad es que Italia paró de crecer en los años ochenta. “La productividad no creció, la renta tampoco, pero el gasto público sí. Eso implica que Italia sigue viviendo por encima de sus posibilidades. Además, sin inversión en su sistema educativo, no es posible poner bases para crecer en un futuro. El sistema de reglas del mercado laboral en que impide el despido acabó por crear un sistema dual en donde los que tienen un trabajo nunca lo van a perder, y los que no  lo tienen nunca lo van a encontrar.  Eso  es solo un ejemplo. Así que sigue sin crecer, y se endeuda más. Para no cortar el gasto (que sirve para ganar votos a políticos corruptos), los gobiernos han aumentado los impuestos, y esto también ha creado un sistema dual de gente que no paga nada de impuestos y que no le persiguen (porque perderían votos nuevamente), y gente honesta que paga un montón. Hay un punto que todo esto se acaba ya que nadie presta dinero a un Estado así. Los problemas italianos son todos estructurales, no es una cuestión simple resolverlos. La crisis y su deuda es una consecuencia. Estamos delante de problemas estructurales nunca enfrentados por un sistema político totalmente disfuncional, corrupto y clientelista”.  
            Intentar atajar la quiebra es lo que todos los países europeos tienen se dedicado estos últimos días. Hay muchas cosas que ya fueron hechas pero muchas más que tienen que se hacer. Mele afirma que la solución para que no se quiebre el país es hacer una mezcla de reducción de gastos y crecimiento. “Pero el crecimiento tomará su tiempo: la inversión en capital humano tardará en manifestarse y las reformas en el mercado laboral también. Así que, como mi amigo Michele Boldrin sugirió hace unos días en un periódico italiano, en la emergencia hay cosas muy sencillas que se pueden hacer: cortar el gasto en pensiones, cortar el gasto en funcionarios, volver a un sistema de impuestos sobre la vivienda como base de las entradas de los ayuntamientos y privatizar todas las empresas que siguen siendo públicas. Esto en los próximos dos meses, antes del año nuevo o poco más adelante. Un anuncio de estas medidas ya daría una señal positiva a los inversores. A largo plazo es necesaria una intervención en el sistema universitario. Si queremos competir en el mercado mundial necesitamos una Universidad que genere gente preparada para los desafíos tecnológicos, climáticos y geopolíticos que nos esperan. Necesitamos más competición en todos los sectores, necesitamos una reforma del mercado laboral que elimine costes de despido en cambio de un sistema moderno de seguro de desempleo. Necesitamos una reforma en el sistema de impuestos. Siendo totalmente honesto, Michele Boldrin no está inventando nada de nuevo, hace veinte años que los economistas italianos repiten las mismas cosas. Bueno, no los escucharon, y aquí estamos”.
            Arranz comenta que no será solo Italia que tendrá que tomar medidas costosas y dolorosas contra esta crisis, sino toda Europa. “Por una parte, Italia tendrá que hacer una gran reforma institucional, de manera que el sector público y las administraciones públicas van a verse sometidas a procesos de recortes muy elevados. Veremos reformas laborales y de otro tipo que den lugar a una mayor flexibilidad de la economía. Tendrá que hacer una reforma que permita obtener más ingresos y reactivar la economía. Es decir, veremos cómo un país del G-8 se tiene que aplicar las mismas recetas que los países de Sudamérica o Asia cuando necesitan la intervención del FMI. Además, no le van a dar mucho tiempo  para que ponga en marcha las reformas: no le van a dejar que las anuncie sin más, va a tener que llevarlas a cabo muy en serio”. El profesor también dice que es necesaria una coordinación seria de las políticas fiscales nacionales, y con mecanismos de vigilancia y sanciones serios que permitan llevarla a cabo. “No es imposible salir de una crisis como ésta, pero hay que tener muy claro que no va ser ni fácil ni gratis, véase los casos de Estonia e Islandia, en caminos muy sólidos de recuperación”.     
            La conclusión sobre no solo para caso italiano, sino para toda esta crisis es muy clara y nos cuenta el profesor Arranz: “Esta crisis ha dejado bien claro que si los principios fundacionales no son sólidos, la política económica no es creíble  no tendrá los efectos deseados. También se ha dejado muy mermada la independencia de organismos como el BCE. Es posible que sea un cínico o que me delaten mis orígenes (euroescépticos), pero confío mucho más en el FMI que en la Comisión Europea para solucionar esta crisis o cualquier cosa medianamente importante”.

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