“En
tiempos de crisis la gente necesita cultura”. El director de cine alemán Andreas
Dresen lo afirma, a pesar de que las cifras de la taquilla española se rebajaron
un 50% desde el comienzo de la recesión. Sin embargo, la 14ª edición del
Festival de cine alemán de Madrid logró congregar a más de 5 000 espectadores
que no recortaron en cultura.
Cartel del 14º Festival de cine alemán |
El
festival dio cita a los admiradores y curiosos de la cultura cinematográfica
germana del 5 al 9 de junio. Figuraron como acreditados más de 60 medios, según
la organización, cifra que va en aumento desde que comenzaron. “Hemos cumplido
nuestro objetivo: hacer llegar nuestro cine un poco más lejos”, comentan.
Como
cada año, el festival dedicó una retrospectiva a las mejores películas de un
director ya consagrado. Este año le tocó a Andreas Dresen, recién ganador del
premio Una cierta mirada en el
Festival de Cannes del pasado año con Stopped
on track, largo que estrenó en España durante el festival y que versa
sobre las consecuencias de una enfermedad terminal en un hombre de familia.
Durante
la última década la cifra anual de espectadores que acudió a las salas a
disfrutar de obras con origen alemán rondó los 800.000, según los informes anuales del Ministerio de Cultura. Alemania, sin embargo, no logra alcanzar a Francia, que suele quedar por encima en el ranking de las nacionalidades de los largos más vistos.
“Es por un problema de distribución”, opina la directora de la promotora
German Films, Mariette Rissenbeek. “Además, el cine francés tiene otros tintes
que el alemán, que suele ser más reflexivo, quizá demasiado”.
El
premiado Dresen mostró su animadversión a las comedias “fáciles y
tontas que se consumen en todo Occidente últimamente y que no aportan nada al
espectador”. Explicó que en su país natal, Alemania, el cine “no está concebido
como cultura, sino como ocio, lo que dificulta mucho que los espectadores se
decanten antes por cine documental que por una de esas películas prefabricadas”.
Rissenbeek
se mostró “satisfecha con la acogida” que tuvo el festival en la capital,
porque “es la única alternativa para hacer llegar más cine germano a España y
de ganar espectadores”. “Ha
habido muy buenas proyecciones durante los cuatro días”, explica alegre un
espectador en la fila para acceder a la sesión de cierre. El premio del
público, votado por los espectadores entre todas las obras exhibidas, es concedido a una comedia, Tres cuartos de luna,
dirigida por Christian Zübert. Porque en tiempos de crisis hace falta cultura,
pero también muy buen humor.
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