El colectivo aragonés, además, presentará el 19 de diciembre
en el Centro de Historia de Zaragoza el documental ‘Colomvía’, realizado en colaboración con Ecologistas en Acción.
El próximo sábado 17 de diciembre se celebrará la marcha a
la base militar de Bétera (Valencia). Alternativa Antimilitarista-MOC, que agrupa a todos los colectivos locales
repartidos por la geografía española, es la encargada de organizar este evento,
al que acudirá, como ya es su costumbre, el colectivo Mambrú.
Los activistas, disfrazados de inspectores de armamento,
finalizarán la marcha saltando la valla y haciendo un allanamiento simbólico
del recinto. Quieren reivindicar que se haga un uso civil de la parcelas del Ejército.
Otras convocatorias anteriores se han celebrado en Zaragoza, Valladolid y
Torrejón de Ardoz.
Activistas saltan la valla de la base militar de Bétera en 2009. Fuente: Vall de Flors |
“Las guerras, aunque se desarrollan en otro sitio, empiezan
aquí”, cuenta José Ramón, integrante de Mambrú. Cuando dice “aquí” se refiere,
en general, a los países miembros de la Organización del Tratado
Atlántico Norte (OTAN), y en concreto, a la Base Aérea de Zaragoza. Insiste
en recordar que los aviones de la OTAN que participaron en las invasiones a Kuwait
(1990), Kosovo (1999), Iraq (2003) y Libia (2010) se entrenaron en el campo de
San Gregorio durante los meses previos a la entrada en combate. “En las
maniobras los F18 despegan desde Zaragoza y arrojan las bombas en Las Bardenas,
en la frontera entre Aragón y Navarra”.
Desde hace ya bastantes años, cuenta José Ramón, la
actividad principal de la OTAN se concentra repartida entre la base aragonesa y
otra que hay al norte de Suecia. El campo de maniobras de San Gregorio es el
mayor de la Península y el tercero de Europa: 33.000 hectáreas, un tercio del
término municipal de Zaragoza (y eso que Zaragoza está en el Top10 por
superficie). “Aragón es una región con fuerte implantación militar. El terreno de la base reúne las condiciones, es parecido al
paisaje de Oriente Medio”.
Otro de los frentes de lucha abiertos por Mambrú, aparte del
desmantelamiento de las bases militares, es la silenciosa batalla contra las
empresas fabricantes de armamento. Es el caso de Instalaza, una “pyme familiar”, como la define José
Ramón, ubicada en el centro de Zaragoza, que
comenzó a arruinarse tras la prohibición de las bombas de racimo. El pasado
abril se descubrieron en Misrata (Libia) varios restos de estas bombas que Instalaza
había suministrado al gobierno de Gadafi. El ejército libio había bombardeado a
la población civil con el material, prohibido desde 2008.
A comienzos de los 80 nace en Zaragoza el Colectivo de
Objeción y Antimilitarismo, que en 2009 pasa a llamarse Mambrú. Se compone de
pocos miembros, que se han ido renovando progresivamente a lo largo de todos
estos años. En la actualidad Mambrú lo forman cinco integrantes fijos más una
veintena de socios.
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