Diego Fernández | Director general y fundador de Arquimea
El doctor en informática Diego Fernández es el
director general y fundador de la empresa española de investigación y
desarrollo Arquimea Ingeniería. Se trata de una agrupación de empresas
multidisciplinar, que va desde la ingeniería aeroespacial hasta el desarrollo
de videojuegos.
En la actualidad se encuentra bajo los focos
mediáticos debido a su participación en el proyecto espacial internacional
Curiosity. En él, junto a otras empresas españolas, han aportado tecnología, ideas
y desarrollos propios con el fin de mejorar el proyecto y convertirlo en un
éxito de la industria aeroespacial.
El doctor Diego Fernández, director general de Arquimea | Foto: Diego Fernández |
Pregunta:
¿Qué opinión le merece la participación española en proyectos de tanta
envergadura como el 'Curiosity'?
Respuesta: Nos
ha servido para aprender a tener una mayor organización y una mejor estrategia gracias
a la NASA, una organización líder a nivel internacional y muy eficaz en lograr
los objetivos que se propone. En el marco de la Agencia Espacial Europa, las
empresas españolas hubiesen tardado 10 años más en lograr los resultados
que se han conseguido en el desarrollo de Curiosity. España debe comenzar
a pensar que estar en Europa es necesario pero no suficiente. Hay que mantener
relación con otros países como Estados Unidos, Rusia o China, y, además, crear
un plan de I+D sostenible.
P:
¿Cree que se fomenta lo suficiente el I+D en nuestro país?
R: Se
invierte mucho dinero, pero en los últimos años se tiende a cambiar las subvenciones
por los créditos al I+D.
P: Entonces, ¿mejoraría
la inversión en I+D?
R: Añadiría
más subvenciones y más estrategia nacional. El tejido industrial aún no está
maduro como para utilizar los créditos blandos e invertir en I+D de alto
riesgo. Hoy en día, las empresas utilizan estos créditos para financiar el
circulante, puesto que el crédito bancario está muy complicado. Sin embargo, no
se está utilizando para invertir en proyectos de I+D industriales, ya que no
llega a los departamentos técnicos, sino que se queda en los departamentos
financieros. Cuando el dinero entra en una empresa en forma de subvención es
más fácil usar ese dinero para hacer I+D.
P:
¿Qué otras necesidades ve en el mercado tecnológico nacional?
La segunda gran necesidad es una política nacional de I+D
que genere campeones nacionales, es decir, unas grandes empresas que arrastren
a las pequeñas empresas tecnológicas, que son los verdaderos motores del I+D
industrial. El éxito de Alemania, Francia, Japón o Corea del Sur radica en que
sus compañías líderes en el mercado internacional se alían fielmente con
pequeñas empresas locales, que son tecnológicas, dinámicas y mucho más
eficientes en I+D que las grandes corporaciones. Las pequeñas crecen al ritmo
de los negocios de las grandes, y debido a esta dependencia mutua, se genera un
tejido industrial basado en la tecnología y el conocimiento. Por
desgracia las grandes corporaciones españolas no entienden que rodearse de
pequeñas empresas tecnológicas, que a su vez se rodean de centros de
investigación y universidades, es la única manera de competir en I+D. La
política del gobierno debería de favorecer a aquellas grandes empresas que se
alineen con esta idea, e ignorar a las demás.
P:
¿Tenemos una buena 'materia prima' de ingenieros y científicos para poder
competir con otros países?
R: Sin
duda. He trabajado con los mejores científicos e ingenieros de la NASA, de
Mercedes Benz y del MIT, y los ingenieros españoles están a la misma altura que
ellos. No tenemos nada que envidiarles.
P: ¿Esa ‘materia prima’
es suficiente como para que tengamos un sólido mercado tecnológico nacional?
R: El
talento no es suficiente, hace falta organización y estrategia, y ahí fallamos.
En general tendemos a trabajar mucho, pero no siempre en cosas útiles, o que
obtengan el mayor de los beneficios. Los economistas lo llaman falta de productividad,
pero no es más que una carencia de organización y estrategia.
P:
¿A qué se dedica la empresa Arquimea?
R: Arquimea
es una empresa de ingeniería dedicada al desarrollo de componentes para equipos
embarcados en satélites, lanzadores y otros ingenios espaciales. También
desarrollamos sensores, actuadores, microchips y componentes de
radiofrecuencia.
P:
¿En qué proyectos nacionales de I+D ha participado Arquimea?
R: Los
más relevantes son dos proyectos del programa CENIT: SEDUCE y PROMETEO. El
primero está dedicado al desarrollo de detectores de explosivos, y el segundo
dedicado a la lucha contra incendios forestales. Sin embargo, el más relevante
para la empresa fue el primero de todos, un proyecto NEOTEC concedido por el Centro
para el Desarrollo Tecnológico Industrial. Nos permitió desarrollar la
tecnología SMARQ, con la que nos posicionamos como líderes mundiales en
actuadores para el espacio, y se nos abrieron las puertas de la Agencia
Espacial Europea, nuestro primer cliente internacional.
P:
¿De cuántos clientes internacionales dispone Arquimea?
R: Todos
nuestros proyectos y encargos son proyectos internacionales de I+D. Nuestros
clientes son en su mayoría internacionales y nos piden desarrollar cosas que no
existen, y que están en límite de la tecnología.
P: ¿Qué aportación han realizado al
proyecto Curiosity?
R: Nuestro
primer proyecto en Arquimea fue desarrollar un actuador SMARQ para la NASA. Este
instrumento era parte de un gran proyecto internacional, denominado MarsScience Laboratory, proyecto de exploración de Marte, cuyo rover ha sido
bautizado como Curiosity y está hoy de camino al planeta rojo. Hoy trabajamos
en futuros rovers a Marte, con la Agencia Espacial Rusa y con la Agencia Espacial
Europea.
P: ¿Hacia dónde cree que va el
desarrollo y la evolución de las empresas tecnológicas en España?
R: En
las condiciones actuales, empresas como Arquimea tienen muy difícil la
supervivencia en nuestro país. Las condiciones actuales de la política de I+D
en España y la crisis económica en Europa hacen que el nacimiento y
crecimiento en sus primeros momentos de una empresa como Arquimea no se pueda
repetir hoy.
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