Diariamente, los usuarios
de medios de comunicación abren los periódicos, entran en sus
páginas webs, navegan por Internet y ven informaciones o
noticias que, en muchas ocasiones, están acompañadas de una fotografía.
Las imágenes expuestas en las noticias que aparecen en los medios de comunicación dan más credibilidad y
complementan lo que se dice en ellas, para mayor entendimiento del lector. "Hay veces donde una imagen
puede sintetizar todo lo escrito, y hay otras en donde la foto
simplemente decora el artículo", dice Teresa Gómez, periodista free lance. En este caso, la relevancia de la
toma es prácticamente nula, mientras que en el primer caso, la
importancia de la toma puede ser tan vital que podría publicarse,
junto a más fotografías, y ser un elemento valioso para ser visto
para conocer la realidad. He aquí el dilema sobre si haciendo
fotografía, además de informar meramente, se puede denunciar,
controlar, revelar o expresar.
El activismo fotográfico es una labor
que no practican todos los fotógrafos. La diferencia entre estos y
los que practican el fotoactivismo es que los primeros "informan", mientras que los segundos "se comprometen por una causa
social y defienden unas ideas", cuenta Gómez. Tampoco se puede llamar activista
fotográfico a aquel que presenta una foto-denuncia: éste solo tiene
la "intención de defender un idea concreta para conseguir con un
objetivo concreto", observa Diego Hernández, fotógrafo que a partir de la fotografía amateur va entrando en "este mundo raro que es el fotoactivismo". Por lo tanto, el fotoreportero que presenta temas a la
sociedad, se compromete con ellos, los ilustra, los sigue y lucha por
ellos puede ser considerado
fotoactivista.
El fotoactivismo
sirve de arma para aquellos colectivos que son atacados, marginados o
despreciados, y necesitan una vía de escape para salir de una
situación que no desearon. Según el libro de Jorge Luis Marzo,
Fotografía y activismo (2006), la fotografía sirve “bien
para la visibilidad externa de las realidades que se quieren ocultas
o incluso inexistentes; bien para la visibilidad interna que hace
posible que las gentes se alíen y se organicen”. Cada
fotoperiodista que trabaja en proyectos para denunciar situaciones
irregulares o para destapar asuntos escondidos, queriendo o sin
querer, está practicando el fotoactivismo, narra Gómez. Según Herrera, el
fotoactivismo sirve “para el cambio social, en un mundo donde la
imagen es lo más importante”.
Una de las virtudes del
activismo fotográfico es "la ruptura con la idea de la
unidireccionalidad", comenta Hernández, que ve como crece su relación con otros fotógrafos por este "fenómeno". Ahora se concibe el proceso de denuncia a través
de la fotografía como una acción compartida, en el que la imagen
sirve como "mecha que prende la atención y la reacción de la persona
que ve y contempla la toma", concluye Hernández, quien separa sus imágenes "por hobby" de sus tomas "activistas". El concepto de fotoactivismo no se ha
institucionalizado aún. Tampoco se ha definido. Y todavía queda
tiempo para que el término y el concepto se unan y se utilicen como
una parte más del fotoperiodismo o del periodismo.
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