Con la proximidad del verano, los gimnasios registran un
número inusualmente alto de nuevos socios que acuden a los centros deportivos
con la intención de perder los kilos de más que hayan podido ganar durante el
resto del año. Un mejor aspecto en bañador es el objetivo para la mayoría, pero
el objetivo marcado suele no ser realista, lo que puede llevar a la frustración
y en ocasiones a poner en riesgo la salud.“Desde luego el deporte es bueno como todos sabemos, pero
debe practicarse con moderación”, apunta Daniel Fuentes, enfermero experto en
medicina deportiva en el Hospital Sur de Alcorcón y asesor médico del gimnasio
Supera de Móstoles. “Mucha gente viene un mes o dos antes de empezar las
vacaciones, entre abril y julio sobre todo y se machaca para lograr el peso
deseado. La consecuencia es un aumento en el número de lesiones y mareos, pero
estas maratones pocas veces ofrecen los resultados esperados”. Para Fuentes lo
más adecuado es realizar ejercicio de manera moderada y a largo plazo, de forma
que se mantiene la forma y se evitan este tipo de complicaciones.
Pero el
deporte no sirve de nada sin una dieta equilibrada. Así lo afirma la responsable
de I+D en la empresa Nutrition Center, Marta Gómez. “Para empezar, hacer dieta no significa
dejar de comer porque es una locura y puede desembocar en trastornos
alimenticios como la anorexia y la bulimia. Incluso hay estudios que afirman
que saltarse una comida, por ejemplo el desayuno que es la más importante,
puede tener un efecto contraproducente y aumentar el peso, ya que motiva que se
coma entre horas”. Gómez también se muestra en contra de las llamadas “dietas
milagro” que prometen un gran descenso de peso en poco tiempo. “Es cierto que
hacen bajar el peso, pero tan rápido como baja vuelve a subir. También hay que
tener mucho cuidado con dietas como la famosa Dukan, basada únicamente en la
ingesta de proteínas, que puede llegar a ser peligrosa para la salud, puesto que
además de grasa, hace perder la masa muscular y gran cantidad de agua, algo que
en verano puede ser realmente alarmante”. La respuesta como siempre, es una
dieta equilibrada rica en frutas y verduras y la práctica de deporte moderado.
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