Existen en España y a nivel internacional decenas de organizaciones y asociaciones sin ánimo de lucro que luchan por la definitiva erradicación de la violencia de género en la sociedad. Para conseguir sus objetivos desarrollan con un ritmo constante movimientos y actividades para todo tipo de público, desde las víctimas y agresores hasta el resto de ciudadanos.
Sevilla. Tarragona. Tenerife. Tres nuevos lugares. Tres nuevas víctimas de violencia de género. Desgarrador dato del fin de semana del 16 al 18 septiembre de 2011. La reciente campaña de sensibilización del Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad, denominada “No te saltes las señales. Elige vivir”, no ha comenzado con buen pie. Este nuevo mensaje no tiene otro objetivo más que conseguir que las víctimas y su entorno sepan ver los signos del maltrato y actúen en consecuencia. Sin embargo, estas iniciativas son efectivas para generar conciencia, pero no para erradicar la violencia. Para ello, es necesario que actúen todos los agentes que forman parte de la sociedad y se posicionen en contra. Hay muchas asociaciones y organizaciones que ya llevan años trabajando en ello. Es la única forma de acabar con la violencia.
Sevilla. Tarragona. Tenerife. Tres nuevos lugares. Tres nuevas víctimas de violencia de género. Desgarrador dato del fin de semana del 16 al 18 septiembre de 2011. La reciente campaña de sensibilización del Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad, denominada “No te saltes las señales. Elige vivir”, no ha comenzado con buen pie. Este nuevo mensaje no tiene otro objetivo más que conseguir que las víctimas y su entorno sepan ver los signos del maltrato y actúen en consecuencia. Sin embargo, estas iniciativas son efectivas para generar conciencia, pero no para erradicar la violencia. Para ello, es necesario que actúen todos los agentes que forman parte de la sociedad y se posicionen en contra. Hay muchas asociaciones y organizaciones que ya llevan años trabajando en ello. Es la única forma de acabar con la violencia.
La violencia contra las mujeres es una de
las violaciones de los derechos humanos más extendidas en todo el mundo. No solo existe el maltrato como un abuso físico. También puede ser
de carácter sexual, económico o psicológico. Desde hace años se lleva luchando
contra la violencia de género, pero, a pesar de los esfuerzos de muchas
personas, no siempre se logran prevenir los daños y hay que lamentar víctimas
con cierta frecuencia.
Conocer datos siempre es un impulso hacia
la acción. Según estadísticas ofrecidas por la Organización de las Naciones Unidas
(ONU), en torno al 70% de las mujeres sufren alguna vez en su vida algún tipo
de maltrato. Aunque suene contundente y preocupante, la violencia en los
hogares supone un mayor riesgo que el cáncer o la malaria para las mujeres de
entre 15 y 44 años.
Cuarenta y cuatro mujeres. Esa es la
cifra de víctimas mortales por violencia de género en España en lo que llevamos
de 2011. Por desgracia, es un tema en constante actualidad y al que cuesta
verle el final. Ha sido y sigue siendo una de las demostraciones más claras de
la desigualdad, sumisión y poder de los hombres sobre las mujeres, aunque a
veces se den casos a la inversa. En España hay más de veinte millones de
mujeres mayores de 15 años, targets perfectos
para comenzar a sufrir maltratos en cuanto sus vidas se crucen con la persona
equivocada.
A estas alturas de año, según informa el
Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad, hay un total de 44 víctimas
por violencia de género, de las cuales solo 13 habían interpuesto una denuncia.
De estas 44 mujeres, solo 6 tenían medidas de protección en vigor. Estos datos
demuestran la dificultad que entraña para ellas dar el paso, ser valientes y
plantar cara a aquellos que les hacen la vida imposible o que, directamente,
acaban con ella.
Cuando ocurren los maltratos, ya sean
psicológicos, económicos o físicos, la víctima se convierte en el centro de
atención de las competencias encargadas de los programas de auxilio y apoyo.
Sin embargo, si lo que se quiere es evitar, o disminuir al menos, el número de
casos, hay que girar el ángulo de visión 180º y centrar parte de los esfuerzos
en los agresores, en la prevención de la violencia.
En referencia a los agresores, a pesar de lo que pueda parecer al
escuchar las frecuentes noticias sobre asesinatos por violencia de
género, la gran mayoría de los agresores, el 72,7%, no tiene la tentativa de
suicidarse. Con este porcentaje de hombres que están dispuestos a vivir, se
puede cambiar el punto de mira y buscar la terapia, la reconducción del hombre
a la senda de la igualdad y el respeto por la mujer.
Para hacer efectiva la protección de las
mujeres, es de ayuda que sean ellas mismas las que contacten con las
autoridades competentes para que se les ofrezca la asistencia necesaria. Pero,
¿para qué esperar a que las mujeres sufran? ¿por qué no prevenir la violencia
desde el inicio e intentar erradicarla? Existen numerosas asociaciones no
gubernamentales, organismos oficiales y movimientos que buscan eliminar por
completo todo signo de violencia contra mujeres y niñas. Todos juegan su
papel. De esa larga lista se podría destacar Aspacia, una asociación española
de renombre, la labor de la Delegación Especial del Gobierno contra la
Violencia sobre la Mujer, el trabajo de la ONU con su movimiento puesto en
marcha hace ya cuatro años, todavía en vigor con numerosas iniciativas al
frente, y muchos más.
La Asociación para la Convivencia Aspacia,
perteneciente a la cooperación social de Grupo 5, se fundó en noviembre de 2008
y “nace con la idea de prestar un servicio a la sociedad que responde a la
necesidad de frenar la violencia”. Así explica su origen el actual director
Jesús Pérez Viejo.
Una representación de un maltrato. Fuente: Macnolete. www.flickr.com |
Su labor, a pesar de estar a la sombra de
los sucesos, es de suma importancia a nivel estatal. Según Pérez Viejo, su
misión es “trabajar para prevenir, detectar y erradicar la violencia en
cualquiera de sus modalidades”. Conseguir una sociedad libre de maltrato parece
una utopía, pero es la llama que aviva a este tipo de asociaciones a seguir
trabajando.
Debido a la alta responsabilidad que
supone un servicio social como este, la mediación con las víctimas y con los
agresores la realizan especialistas de diferentes campos, desde el trabajo
social, pasando por el derecho, hasta llegar a la psicología. El aumento de
trabajadores involucrados e ilusionados, 35 en concreto, consigue que el
proyecto de Aspacia esté en constante crecimiento. “Aportar mi trabajo y mi ilusión aunque sea
indirectamente, tanto a las mujeres como a los niños, es fantástico. Es una labor muy gratificante poder ayudar en la
visibilidad de toda la problemática que hay en torno a la violencia
intrafamiliar, transmitir la igualdad entre todos los seres humanos sin que
importe su sexo, etnia, religión o edad”, confiesa la responsable de administración Maribel Sánchez Gómez.
Aspacia trabaja dentro de ámbitos tan variados
como la educación, la sanidad, los cuerpos de seguridad o los servicios sociales. Sin embargo, una de las tareas más difíciles llevadas
a cabo por Aspacia pero, a la vez, la más satisfactoria, es la intervención
psicosocial en los agresores, sean de la índole que sean. En palabras del director de Aspacia, Jesús
Pérez: “Es un trabajo complicado por la falta de
motivación y la resistencia al cambio de las personas que ejercen violencia,
supone un proceso de intervención minucioso y muy estructurado que pretende
llegar a las raíces culturales que legitiman la violencia y su ejercicio”.
De
ello se encarga, como centro especializado perteneciente a Aspacia, el
Instituto STOA, dirigido a las personas que ejercen violencia. Solo en el
programa del año pasado, atendieron a un total de 48 agresores. Además, la
asociación cuenta con convenios de colaboración con instituciones
penitenciarias para la atención terapéutica de los agresores. Pero su labor va
más allá. Actualmente el equipo ofrece ponencias, talleres de formación en constante
renovación y gestiona centros especializados como el Centro de Agresión
Sexuales de la Comunidad de Madrid (CIMASCAM).
Pero, como es obvio, Aspacia no es la
única organización relacionada con la violencia de género en España. Existen algunas
destacadas como el Centro de Atención a Mujeres Víctimas de Agresiones Sexuales
(CAVAS), la Agencia de la Comunidad de Madrid para la Reeducación y Reinserción
del Menor Infractor (ARRMI), la Plataforma Violencia Cero o la Red de Apoyo a la Mujer Inmigrante Víctima de la Violencia de Género (AMINVI), entre otras.
La violencia de género no es,
evidentemente, un tema exclusivo de España. En cualquier rincón del planeta hay
mujeres que están siendo maltratadas. Aquí es donde juegan un papel fundamental
organizaciones como la ONU. De su visión de considerar la violencia a mujeres como un acto “intolerable”, la ONU pone en marcha movimientos internacionales para acabar con ella,
como es el caso de “Únete para poner fin a la violencia contra las mujeres”.
“Únete” hace un llamamiento a todos para
acabar con las oleadas de maltratos y asesinatos que se suceden diariamente en
todo el mundo. “Di no-Únete” es el lema de este movimiento. Muchos
individuos son asiduos a pensar que ellos solos poco pueden hacer para
solucionar la situación. Sin embargo, todos pueden decir “No”. Por eso la ONU
ofrece ideas de cómo hacerlo en sus campañas. Según indica la web oficial, ya se han efectuado más de dos
millones de acciones por parte de los ciudadanos.
Tres profesionales de CIMASCAM trabajando en su sede. Fuente: Aspacia |
Todos los ámbitos que abarca la violencia
de género son complementarios, para nada excluyentes. Por un lado, el deseo es
el mismo para todos: la eliminación de la violencia. Como no va a desaparecer
por arte de magia de un día para otro, mientras se llevan a cabo movimientos de
prevención y concienciación, se dará el caso de que aparezcan nuevas víctimas que necesiten
apoyo, de ahí las campañas de sensibilización para que las mujeres heridas y su
entorno no se escondan. Por otro lado, aparece el agresor. Cuando realmente se
da cuenta de que es violento y está dispuesto a seguir un tratamiento
terapéutico de recuperación, es el momento de actuar de los programas de
rehabilitación como los que ofrecen asociaciones como Aspacia. En conclusión,
la mejor opción para erradicar la violencia es trabajar desde todos los ámbitos
y perspectivas. Es una labor de todos.
Soñar es gratis. Ese mundo sin violencia deseado
por la gran mayoría puede sonar fantasioso, pero con un incesante esfuerzo y la
colaboración de todos, tal vez llegue el día en el que nos preguntemos: “¿Qué
era aquello que llamaban violencia de género?”
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