Los jóvenes no tienen los recursos suficiente para poder vivir por si solos y la emancipación resulta cada vez más complicada, a pesar de las ayudas que el Gobierno destina a esta materia.
El problema de la emancipación en España está claro. Los jóvenes cada vez alargan más la estancia en casa de sus padres. La dificultad de acceder a un buen puesto de trabajo, con un sueldo con el que poder mantenerse sin problemas, es la principal dificultad con la que miles de jóvenes se encuentran a diario. Los últimos estudios llevados a cabo por el Consejo de Juventud de España (CJE) señalan que la mitad de los jóvenes españoles, de entre 30 a 34 años, siguen viviendo en el hogar paterno.
El Estado español destina ayudas económicas para fomentar el alquiler entre los más jóvenes y lograr que accedan, por primera vez, a una vivienda propia. La principal es la Renta Básica de Emancipación (RBE) que consiste en una serie de ayudas destinadas a impulsar la emancipación. La subvención es de 210 euros mensuales más el pago del aval bancario. En principio, cualquier joven trabajador de entre 22 a 30 años puede solicitar la ayuda, siempre que no supere los 22.000 euros brutos anuales.
A pesar de que muchas jóvenes se encontrarían dentro del grupo de población que puede solicitar la ayuda existen un par de inconvenientes. La crisis económica también afecta a las ayudas destinadas a la vivienda y cada vez cuesta más que la prestación se llegue a recibir. El proceso de aprobación se alarga en el tiempo y dificulta el poder hacer frente al pago de la renta mensual de la vivienda.
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, entrega 1.235 viviendas protegidas / Foto: Comunidad de Madrid |
Un requisito fundamental para poder optar a la RBE es que exista un contrato de alquiler con carácter habitual y permanente. Algo que debería ser lo habitual, que todos dispusieran de un contrato, no lo es tanto. Muchos de los jóvenes que residen en una vivienda de alquiler no disponen de contrato porque los dueños prefieren no hacerlo. Los propietarios no declaran los ingresos procedentes del alquiler o declaran el inmueble alquilado como su vivienda habitual y se desgravan por ella, por tanto, debería rendir cuentas ante hacienda. “Nuestra casera se niega hacernos el oportuno contrato y no podemos solicitar las ayudas para el alquiler”, señala Cristina González que lleva viviendo de alquiler, en el mismo piso, durante casi 5 años. “Es imposible conseguirla, te ponen muchas trabas y problemas”, afirma Jorge Prada que se encuentra entre el grupo de población que puede solicitar la ayuda.
Más de 200.000 jóvenes reciben la Renta Básica de Emancipación. Tuvieron que esperar para cobrarla alrededor de los seis meses, aunque en algunos casos la espera supera el año. La ayuda tiene efecto retroactivo, es decir, se cobra lo debido desde el momento en que fue aprobada la solicitud.
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