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Un único lugar para romper barreras

Mejorar su calidad de vida y la de sus familias, proporcionales acceso al empleo e integrarles en una sociedad dónde los prejuicios son protagonistas, son los objetivos de la Asociación de Padres, Familiares y Amigos de las Personas con Discapacidad en la Sierra Norte de Madrid, más conocida como APAFAM.

 “Este es el tonto del pueblo y no sirve para nada”, así describían muchos vecinos de la Sierra Norte de Madrid a las personas con algún tipo de discapacidad psíquica. Frases de este estilo hicieron despertar a los trabajadores sociales de la zona, quienes se pusieron en marcha para romper definitivamente con todo pensamiento arcaico en una comarca dónde las personas más necesitadas eran las principales desatendidas.

Centro ocupacional APAFAM. Fotgrafía: Leyre Paredes

La asociación APAFAM se creó con una misión: mejorar la calidad de vida de las personas con discapacidad de la Sierra Norte, vecinos de un entorno rural, dónde resultaba más difícil cumplir sus necesidades y atenciones básicas. En 1995 los trabajadores sociales de los 42 municipios que componen esta comarca vieron que había muchas personas discapacitadas repartidas en los diferentes pueblos y que no recibían ningún tipo de atención especial. Esto les lleva a crear el ‘Centro ocupacional Sierra Norte APAFAM’ en el municipio de Lozoyuela. “Se vio la necesidad de trabajar con esas personas y que tuviesen algún tipo de estimulación”, comenta Teresa Rodríguez del Barrio, directora y psicóloga del centro.

El centro es el único lugar que existe en la Sierra Norte de Madrid dedicado a la atención de personas discapacitadas. Un lugar que cuenta sólo con 30 plazas para 156 personas con discapacidad que viven en la zona, según datos del Instituto de Estadística de la Comunidad de Madrid. “Si no tienen intención de crear un segundo centro, estaría bien que ampliaran el que tenemos, porque en cuanto a espacio se nos queda pequeño”, asegura Raquel Gallego, trabajadora social del centro. “Nos gustaría acoger a todos, pero no podemos crear más plazas y el tiempo de espera es muy largo porque los chicos pueden quedarse aquí hasta que llegue su jubilación”, informa la directora.

Las distancias y la comunicación de los 42 municipios de la Sierra con la capital han sido las principales barreras que han tenido las familias para no poder satisfacer las atenciones básicas que necesitaban sus hijos. La creación de APAFAM, que incluye traslado en ruta hasta el centro y servicio de comedor, ha facilitado esta labor a los padres que “tienen edades comprendidas entre los 70 y 90 años y no pueden moverse con facilidad”, cuenta Rodríguez del Barrio.

‘Rompiendo Barreras’

El espacio reducido, la lista de espera, y las distancias son los problemas básicos del centro, pero las reticencias de los habitantes de la comarca han complicado desde el principio la atención temprana a los discapacitados de la zona.

 En los inicios, los trabajadores sociales del centro se vieron obligados a crear un programa llamado ‘Rompiedo Barreras’ con el objetivo de sensibilizar a la población de la Sierra Norte hacia las personas con discapacidad, sus derechos y responsabilidades. “Se tuvo que trabajar mucho para quitar esa imagen de que no sirven para nada y demostrar que no son personas agresivas”, cuenta Gallego mientras ayuda a una de las chicas a poner la lavadora. Pieza clave del programa fue una obra de teatro preparada por los chicos del centro ocupacional. Este trabajó “marcó un antes y un después” en la historia de APAFAM, “con ella demostramos a la gente, que las personas discapacitadas también saben hacer las cosas bien”, continúa Raquel. Tras 16 años de trabajo en el centro “es ahora cuando se están recogiendo los frutos de esa ardua labor”, asegura la directora Teresa Rodríguez.

Trabajadores sociales implicados en su labor, un ayuntamiento que ofreció un local sin ánimo de lucro y familias dispuestas a todo por sus hijos, fueron los tres ingredientes que crearon APAFAM. Ahora, superadas muchas dificultades, la asociación espera otro momento como el de 1995 para seguir trabajando en mayor dimensión con los vecinos discapacitados de la Sierra Norte de Madrid.

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