Las preferencias
del público de la música siguen siendo las mismas que todos estos años. Eso
demuestran los datos más actuales referidos a la contabilización de copias de
discos vendidas. Al igual que ocurrió en 2010, en el 2011 que le sigue las
listas de superventas siguen adornadas por los mismos nombres, por los mismos
artistas. Lady Gaga, Rihanna o Justin Bieber se encuentran un año más en lo más
alto, sí bien la gran sorpresa es la británica Adele, quién lidera el ranking.
Adele, con su
álbum 21, ha
conseguido posicionarse líder, desbancando a la segunda posición a Stefani
Joanne Angelina Germanotta, más conocida como Lady Gaga (qúe con su Born This
Way y sus casi 4 millones de discos aún no llega a los 5,9 que vendió el pasado
año con The Fame). Rihanna, de momento, tiene el bronce
en esta lucha por ser la persona que más atraiga al mundo, y, especificando, a
los consumidores de música, quienes
“cada vez se compran menos discos”, como apunta Dominic Massó, vocalista de
una joven banda mallorquina.
Adele en uno de sus conciertos.
Y es que la industria está en un continuo declive. Cada
semana salen nuevos datos que asustan: 4273 discos vendidos de los rockeros Maná en España (y en el resto de países no van mucho mejor), los británicos Radiohead no llegan, ni por asomo, a ese número (233). Son datos, pero son cifras. Y como toda empresa se sostiene
por las cifras (que se transforman en dinero), el mundo de la música está consternado. La sociedad lleva años escuchando eso, pero la situación va a peor y
los artistas llegan a cansarse de regalar su música.
El compositor y productor Carlos Francisco plasma las causas por las que se ha llegado a este
punto. “No hemos sabido proteger la cultura musical en la era Internet y las
posibilidades de autopublicación de hoy en día están más de moda que nunca y la
gente no es tonta”, asegura el guitarrista, quién también aporta ideas para salir
del pozo: “Hemos de plantear la música como un bien cultural de verdad, sin
olvidarnos de que no es gratis, así como proporcionar a los propios autores las herramientas necesarias para exponer, vender o regalar su arte. Son
ellos quiénes deben tomar las decisiones, ya que eso ayudará, se supone, a un
triunfo de la calidad sobre la cantidad o, hablando en plata, el pelotazo”.
Carlos Francisco es sólo un caso de los muchos que hay de
gente relacionada con la música que sabe que las crisis, en esta área, se
superan. Y pretende dar ánimos a todos esos jóvenes que trabajan día tras día
para hacerse un hueco en el panorama nacional, pero que no le ven salida:
“Todos esos jóvenes que luchan por la música, sea rock, pop, pop-rock o del
género que sea, deben seguir haciéndolo, devolver a este arte a su sitio,
aunque sea una tarea complicada”, concluye el productor.
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