Carlos Fernández de
Casadevante Romani. Catedrático de derecho internacional de la URJC.
Amenazado por la banda terrorista ETA, Carlos Fernándezde Casadevante, tuvo que abandonar Euskadi, para instalarse en en Madrid donde ejerce
su labor docente, como catedrático de derecho internacional y relaciones
internacionales de la Universidad Rey Juan Carlos. En la actualidad, y desde
Alemania donde se encuentra de estancia investigadora observa, con incredulidad,
los últimos acontecimientos sobre el cese definitivo de la violencia de la
banda terrorista.
-¿Cómo se siente
tras el anuncio del cese definitivo de la violencia de la banda terrorista ETA?
No siento nada distinto. Cuando escuché y leí la noticia,
no me afectó lo más mínimo. De un lado, porque sabemos cómo son y que sus palabras
carecen de valor. De otro, porque -aunque fuera verdad que lo dejan- mi vida ya
la cambiaron. Desde esta última perspectiva, su noticia no me afecta nada.
-Usted tuvo que
abandonar el País Vasco por estar amenazado por ETA, ¿por qué la banda lo puso
en su punto de mira?
No fue la banda sino su entorno político (una de las
muchas ramas del entramado terrorista). Lo único que hice fue ejercitar mi
libertad y no aceptar la esclavitud ni el sometimiento: no me callé, les critiqué
y me rebelé públicamente (en clase y en la prensa) contra los asesinatos,
secuestros, extrosiones, persecuciones, etc. Ese mundo no acepta la rebelión y
la crítica a su proyecto político totalitario.
-¿Cree que este comunicado significa
el fin del terror en España?
No lo sé, no tengo certezas. Habrá que esperar. Ni ellos
ni quienes les apoyan van a convertirse en demócratas de la noche a la mañana. Hay
que tener en cuenta que han estado acostumbrados a imponer –por medios violentos-
su voluntad y su proyecto político.
-¿Qué otras
acciones debería hacer ahora la banda terrorista para avanzar hacia su
disolución?
ETA NO se ha disuelto. Sólo han dicho que dejan la
actividad armada. Si fueran coherentes, deberían quitarse las capuchas, como
hicieron en 1977 los integrantes de ETA Político Militar y entregar
públicamente las armas.
-¿Qué opinión le mereció la conferencia
internacional de paz que precedió al comunicado del
fin de la violencia de ETA?
Un acto más de la función teatral montada para preparar
el acto y dar la noticia.
-¿Por qué
cree que la banda escogió la fecha de justo un mes antes de las elecciones
generales para publicar su comunicado?
Habría que preguntárselo a ellos. Puede ser que para que
su brazo político obtenga resultados tan buenos o mejores que en las pasados elecciones
municipales.
-Después de los
últimos acontecimientos ¿se plantea volver algún día a vivir en Euskadi?
Yo me pude ir
porque en Madrid se creaba una Universidad pública nueva y fue posible dotar
una plaza para mi (algo que a algunos colegas les molestó. Allá ellos). Señalado lo anterior, no
voy a regresar. Ni siquiera aunque se dotara una plaza en la Universidad del
País Vasco. Uno no regresa al lugar en el que ha sufrido frente a la
indiferencia de la mayoría. Por otra parte, prefiero respirar aire puro y allí,
la omnipresencia del nacionalismo vasco y
el eterno problema que tienen muchos de ellos con su identidad nacional me asfixia y me aburre. No lo
soporto
-Usted lucha desde
hace tiempo para que los terroristas sean juzgados por la Corte Penal
Internacional por crímenes contra la humanidad, ¿en qué se sustenta su
propuesta y cómo se encuentra su lucha en la actualidad?
Es un objetivo de las asociaciones de víctimas del
terrorismo. El terrorismo es un crimen internacional y como tal debe poder ser
juzgado por la CPI. En la actualidad no figura entre los crímenes de su competencia
porque en su Estatuto no se incluyó el crimen de terrorismo como tal. Aún así,
muchas de las conductas consideradas terrorismo pueden ser enjuiciadas por la
CPI en su condición de crímenes de lesa humanidad (tipificados en el art. 7 del
Estatuto).
-¿Qué se
conseguiría si el CPI incluyera el terrorismo en su jurisdicción?
Que pudiera enjuiciarlos. Además de hacer justicia a las
víctimas del terrorismo, se impediría la impunidad y se garantizaría su imprescriptibilidad.
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