Los cuarteles
abandonados de Campamento se convierten en un foco de delincuencia
Los viejos cuarteles de
Campamento, en el barrio Aluche, han sido objeto de un plan
inmobiliario de grandes proporciones desde hace más de una década.
Abandonados a inicios de la década de los noventa, estas
infraestructuras se extienden hasta el aeródromo de Cuatro Vientos y
son mencionadas periódicamente como un obstáculo a derruir, antes
de levantar un futuro proyecto de viviendas de protección oficial,
zonas verdes e incluso un hospital. No obstante, los terrenos,
pertenecientes al Ministerio de Defensa, se mantienen en el mismo
estado año tras año. Los continuos obstáculos burocráticos
impiden que la llamada “Operación Campamento” concluya con
éxito. Ahora, además, los barracones abandonados se han convertido
en un foco de delincuencia y exclusión social, según denuncian los
vecinos del barrio.
Antigua entrada a los cuarteles. Autor. P. Espinosa
Los cuarteles ocupan una
gran extensión de terreno, que se expande desde la estación de
metro de Empalme hasta la de Cuatro Vientos, bordeando la Avenida de
los Poblados y la carretera A-5 de Madrid. La amplitud de los
cuarteles se ha convertido en el lugar de cobijo de familias de
inmigrantes sin ningún otro recurso. La parroquia de Santa María en
Aluche, trabaja en la ayuda humanitaria al colectivo gitano. Uno de
sus voluntarios y coordinador del programa, Luis Hernández, sostiene
que “existe un núcleo, relativamente amplio, de inmigrantes
rumanos de etnia gitana, que se encuentran viviendo en las estancias
de los cuarteles junto a sus hijos, en edificios que no tienen
ninguna seguridad en su estructura y que están bastante
deteriorados”.
Los cuarteles están
rodeados por algunas colonias de viviendas militares, donde los
profesionales de las Fuerzas Armadas viven con sus familias. Son
ellos los vecinos más afectados por la situación. “No es nuevo
que se formen centros de delincuencia y drogadicción en las
estancias de los cuarteles”, afirma, el sargento primera del
Ejército, Luis Jiménez, quien vive con su familia en una casa de
las inmediaciones. “Ya en su momento, se cobijaron muchos adictos a
la heroína y ahora son algunas familias o criminales de poca entidad
los que se juntan, pero aún así son bastante peligrosos”,
sostiene.
A la grave situación
humanitaria de las familias residentes en los cuarteles abandonados,
se une la presencia de delincuentes y el menudeo de drogas, lo que
ocasiona continuos conflictos en la zona.
La portavoz de la
Asociación de Vecinos de Campamento (AVC), Marta Morales, considera
que estos hechos competen directamente al Ayuntamiento de Madrid y el
Ministerio de Defensa. “De la Operación Campamento se lleva
hablando durante mucho tiempo, pero nunca termina de iniciarse”,
afirma. Además, añade que “la falta de presupuesto y las
continuas trabas administrativas impiden que el proyecto avance,
mientras tanto, el Ayuntamiento es quien debe encargarse de la
seguridad y limpieza de los cuarteles”. El presidente de la AVC,
Rubén Olmeda, ya ha denunciado en varias ocasiones la situación de
abandono en cuanto a limpieza y seguridad que sufren los vecinos de
la zona, sin que de momento reciban ninguna solución por parte de la
Junta de Distrito.
Los vecinos ya han
anunciado protestas e incluso la recogida de firmas, para que se
tomen medidas activas a este respecto.
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