Se trata de ganar la partida a la muerte y la sequía en las regiones más castigadas por el hambre y las pandemias; el Cuerno de África.
La falta de lluvia castiga fuertemente a Somalia, y aunque algunas leves precipitaciones han mejorado ligeramente la disponibilidad de agua en Kenia y Etiopía, muchas regiones siguen necesitando ayuda exterior para su supervivencia; Los habitantes del Cuerno de África sólo poseen un 54,7% acceso a agua potable. Durante la semana anterior un total de 38 435 personas pudieron disfrutar de 13 nuevas fuentes de agua en Somalia y se potabilizaron 115 pozos en este país, según datos de UNICEF.
En esta carrera contrarreloj se hace imprescindible los distintos sistemas para el transporte y recogida de agua a estas zonas, como las cisternas, pozos y depósitos de agua. “Lo primero es realizar informes sobre las posibilidades, las fuentes de agua, el número de personas…”, explica la responsable de Proyectos de Cooperación de UNICEF Blanca Carazo. Aun así, el trabajo se complica en campos de refugiados como el de Dadaab, que sufre de sobrepoblación, “no están preparados para tanta gente”, afirma Carazo.
Sequía en el Cuerno de África, foto de ILRI |
Otra medida esencial es la potabilización del agua; beber este líquido contaminado supone contraer enfermedades y empeorar la situación de desnutrición que sufren más de dos millones y medio de niños en el Cuerno de África. “La sequía y la a nutrición van de la mano”, cuenta Blanca Carazo, “un niño que se enferma por el agua tiene diarrea y esta a su vez provoca deshidratación”. Este círculo vicioso puede erradicarse a través de tabletas de cloro que se entrega a las familias para descontaminar el agua y se enseña a cómo utilizarlas.
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