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La ruta de alternativas de la noche madrileña sobrevive a la crisis


Una capital como Madrid tiene mucho que ofrecer culturalmente hablando, de eso no cabe duda, y durante estas dos últimas décadas Madrid ha evolucionado hasta proponer un ocio nocturno totalmente tentador y diferente.
Allá por los ochenta, justo cuando despuntaba la movida, varios garitos comenzaban su andadura en la noche madrileña, y hoy están de actualidad ya que son de los pocos que sobreviven a la crisis económica que nos invade: nos referimos a La Vía Láctea, el Tupperware, el Penta, y El Sol.
Las señas de identidad de dichos locales las conocen bien aquellos asiduos visitantes que semana tras semana son fieles a la cita: decoración desde el pop más extremo hasta el kitsch más urbano; el público de pose alternativa y gustos cool y modernos; y lo más importante, un repertorio  musical digno de cualquier club que se precie.
La Vía Láctea
La Vía Láctea comenzó su andadura en 1979, al igual que El Sol; sus dos plantas albergan una amalgama de carteles musicales, portadas de discos, y pósters de lo más variado, aunque uno de los más míticos es el del concierto de  Ramones que se encuentra en la escalera que sube a la segunda planta. Tiene sofás y mesitas repartidos por las dos plantas, pero dado el aforo y el número de visitantes es difícil pertenecer a la élite que los disfruta. La música hace un recorrido por lo más granado del rock nacional e internacional, y el público suele rozar la treintena, con algunas excepciones.

El Penta, llamado así popularmente, abrió sus puertas en 1976, y se dio a conocer principalmente gracias a la mención de Antonio Vega en la canción  La Chica de Ayer, de Nacha Pop. En 2002 se editó un recopilatorio homenaje al local, en el que participaron entre otros Álvaro Urquijo de Los Secretos, Antonio Vega de Nacha Pop, y Julián Hernández de Siniestro Total. Lo que siempre se repite es que suene La Chica de Ayer como despedida de la noche coreada por todos los presentes.

Tupperware
El Tupperware mantiene un estilo muy parecido al de La Vía Láctea por su distribución en dos plantas, aunque la decoración está más elaborada.  El público es de la franja de edad de los dos anteriores, y suele haber más turistas que en los demás. La música mezcla  la de los ochenta con grandes hits del rock de todos los tiempos; uno de los grupos que más suena es Nirvana. El dj residente es Adrian LeFreak, que llena las noches del Tupperware de sonidos tan dispares como AC/DC, pasando por Air, tocando el punk precursor de Buzzcocks, desde el indie de Editors, hasta uno de los grupos que más sonaron hace un par de años, los llamados Clap Your Hands Say Yeah, banda estadounidense que se empezó a dar a conocer mediante blogs y numerosos medios de la Red.



The Cabriolets en concierto, sala El Sol.
Situado en la calle Jardínes 3 junto a  Montera,  la sala El Sol es una seña de identidad de la noche madrileña desde 1979. Su ambiente variopinto reúne a todo tipo de gente hasta las 6, ya que es una de las pocas salas que abren hasta tarde en la capital del reino. Su mezcla de acid jazz con versiones atípicas de clásicos de Ramones, Rolling Stone, y Nirvana conquistan a muchas generaciones. Además es una de las salas más escogidas por las bandas para presentar sus trabajos, incluso ha sido escenario de varios videoclips.


 La lista de locales de la zona que aportan algo alternativo al ocio es larga, aunque la crisis ha hecho que cierren unos cuántos clásicos como el Yesterday o el  Mojo. Esperemos que estos templos de la noche madrileña y sus camaradas perduren muchas crisis más y sigan demostrando que aún quedas alternativas en la noche madrileña.

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