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La videovigilancia en el distrito Centro de Madrid: ¿seguridad o recorte de libertades?

El distrito Centro de Madrid es uno de los más inseguros de la capital. El Ayuntamiento ha llevado a cabo varias medidas, como la apertura de una nueva comisaría o la instalación de cámaras de videovigilancia, por petición de los vecinos. Sin embargo, no todos están de acuerdo con esta última política de seguridad.


“Demos una vuelta por el centro”. Gran parte de los madrileños ha dicho alguna vez esta frase, pensando en irse de compras, tomarse un helado después de ir al teatro o salir por la noche. El centro de Madrid es un reclamo de ocio y comercio, y no solo para sus vecinos más cercanos. Esta zona acoge a numerosos viajeros que vienen de turismo o negocios, quienes llenan sus calles en cualquier día de la semana, llegando a hacer que el lugar sea en ocasiones intransitable. Precisamente éstos son los principales motivos que hacen que el distrito Centro sea uno de los que más (si no el que más) delitos anuales acumula. Hurtos, agresiones, prostitución ilegal o tráfico de drogas reúnen grandes cifras en las calles más céntricas de la capital. 


Las cifras varían dependiendo de la zona de la que se hable, ya que este distrito cuenta con seis barrios bastante diferentes. “Sol es reconocido por los datos de la propia Policía Municipal por el tema de carteristas, venta ambulante, pequeños atracos; en torno a una dinámica de ciudad donde se centraliza el turismo en una parte muy concreta”, comenta la concejal de Seguridad de Izquierda Unida, María Prado de la Mata. Y es que ¿quién no ha sujetado alguna vez con más fuerza el bolso o la mochila al caminar por Sol o Gran Vía, abarrotados de gente? No es “miedo” realmente lo que lleva a realizar este tipo de comportamientos, pero los ciudadanos saben que las zonas en las que hay tanta gente, se puede ser perfectamente víctima de un tirón de bolso o sustracción de propiedades del bolsillo, y los barrios más céntricos de Madrid se caracterizan precisamente por la gran cantidad de personas que transitan sus calles. 



Prado afirma que las zonas más problemáticas del distrito Centro son la trasera de Gran Vía, la zona de Ballesta, Valverde o Lavapiés: “En la zona de Lavapiés se quejan mucho los vecinos de Ave María, la zona de San Cosme o San Damían. En cuanto te sales del centro de lo que es Lavapiés, la plaza de Lavapiés, sí que es cierto que ahí crece la inseguridad o por lo menos los vecinos se sienten inseguros”. La concejal de IU habla de la “inseguridad subjetiva”, algo mucho peor que la inseguridad real. Su presencia se debe a determinadas características de los barrios que hacen que las personas caminen en ocasiones de forma insegura, y el barrio de Embajadores es un ejemplo de ello: “El barrio de Embajadores tiene otras características de población, muy polarizada, población mayor y población joven. Los jóvenes vienen mayoritariamente de otros países. No quiero decir que el inmigrante sea igual a delincuente, ni mucho menos, pero sí que genera un tipo de inseguridad subjetiva que es mucho peor que la inseguridad real”. 


Los problemas de seguridad en el distrito Centro no tienen indiferentes a los miembros del Ayuntamiento de Madrid, quienes llevan años asegurándose de poder acercarse cada vez más a unos niveles mínimos de delincuencia. La presencia policial se ha duplicado gracias a la apertura de la nueva Comisaría en la plaza de María Soledad Torres Acosta. Así, el distrito Centro es el único que cuenta con dos unidades de actuación policial, sumando un total de 520 policías.


La videovigilancia

En el año 2006, ocho asociaciones de vecinos del distrito Centro llevaron a cabo la petición al Ayuntamiento de la instalación de cámaras de seguridad para reducir la criminalidad en sus calles. Esta propuesta fue aceptada por la  Comisión de Garantías de Videovigilancia del Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM), dando lugar a la instalación de las primeras 31 cámaras en el centro a principios del año 2008. Estas cámaras no pueden grabar sonido, están situadas en zonas que no constituyan un problema para las diferentes fachadas y además tienen un limitado ángulo de acción, para evitar grabar el interior de las viviendas cercanas. Algunas de las primeras cámaras de videovigilancia fueron situadas en zonas problemáticas como la calle de la Montera, plaza de la Luna, o la Gran Vía entre Red de San Luis y Callao.


Los años siguientes el número de cámaras fue aumentando, hasta llegar a este mismo año, cuando los vecinos de Chueca han solicitado la instalación de videovigilancia para acabar, según su experiencia, con la sensación de inseguridad que impera en sus calles. El pasado 20 de septiembre, el coordinador general de Seguridad del Ayuntamiento de Madrid, Javier Conde, anunció en la Comisión de Seguridad que las llamadas a la Policía Municipal habían descendido en un 18% en los barrios que cuentan con videovigilancia. Sin embargo, el Ayuntamiento no ampliará la presencia de cámaras a otros barrios del distrito Centro a no ser que se den “variaciones sustanciales” en la seguridad.



Cámara de vigilancia situada a la entrada de la Plaza Mayor. Foto: Ángela Pérez. 


Cartel que anuncia la presencia de videovigilancia en la zona. Foto: Ángela Pérez.



Son muchos los vecinos que llevaron a cabo la petición de instalación de las cámaras, y que hoy se sienten más seguros gracias a este sistema. Sin embargo, muchos otros están en situación de descontento ante estas medidas, como es el caso de la  Federación Local de CNT-AIT de Madrid, quienes califican en su página Web de “sistema fascista” la videovigilancia, la cual llevó a cabo un comunicado en contra de las cámaras. “Hay personas que de hecho sí que han puesto algún tipo de queja al Ayuntamiento de Madrid porque se ven como muy fiscalizados todos sus movimientos. Es decir que sepan cómo te mueves, dónde te mueves, cómo vas”, comenta María Prado, quien denuncia además que muchas de las cámaras no cumplen su cometido: “Hay cámaras en Montera para el control de la prostitución, pero la prostitución se sigue ejerciendo en la Montera, da igual con cámaras que sin cámaras. En la zona de Lavapiés siguen los vecinos sintiéndose inseguros, por eso hago hincapié en esa inseguridad subjetiva. La zona de Mayor también es una zona que sobre todo los soportales son una zona un poco degradada, no son la solución las cámaras”. 

Uno de los carteles que avisaron de una concentración en contra de la videovigilancia. Fuente: www.madrid.cnt.es
El "gran hermano"


El delegado de la Sección Sindical de Seguridad y Movilidad de Comisiones Obreras del Ayuntamiento de Madrid, José Luis Garrón, da su visión acerca de la instalación de las cámaras: “La finalidad de las mismas es disuadir la actividad delictiva, el registro y visionado de las grabaciones debe someterse con todas las garantías a la normativa de la ley y al control de la Agencia de Protección de Datos. Puede ser para casos puntuales, un medio útil para la seguridad ciudadana. Siempre existe un poso de duda y de escepticismo. Es siempre inquietante, molesto y preocupante sentir que el “gran hermano” te vigila. La instalación se recibió con escepticismo, algo de indiferencia, pero también no sin cierto recelo”. 


Las grabaciones llevadas a cabo por las cámaras se deben eliminar transcurridos siete días desde su grabación, Garrón habla sobre esta política de eliminación: “Viene impuesta por la Ley de Protección de Datos, como sindicato desconocemos si se lleva a cabo, pero no tenemos motivos para dudar de ello”. Otra de las dudas que puede surgir en la mente de los ciudadanos es quién se encuentra detrás de las cámaras, observando todos los movimientos que éstas captan. “Entendemos que policías autorizados, pero el visionado de las cámaras no es tanto en tiempo real como para investigar la denuncia de un delito cometido en los lugares controlados por cámaras. Esto es algo que no debe dejarse de auditar o de comprobar”, dice Garrón.

La existencia de esta videovigilancia hace que los ciudadanos se pregunten para qué se podría llegar a emplear todo el material grabado. Algunas cámaras son utilizadas, por su situación, para vigilar determinadas acciones ilegales más allá de los delitos que se supone que están destinadas a observar. “Las cámaras del “Barrio de las Letras” sí ejercen esa función de perseguir infracciones de tráfico, así se avisa con un cartel a los conductores antes de acceder a las zonas de circulación restringida. Hay otras cámaras (control de tráfico) de las que en algún momento llegamos a sospechar que hubieran sido usadas para vigilar algún agente de movilidad, pero no tenemos pruebas y por ello no podemos asegurarlo”, comenta Garrón.

Cartel que anuncia el control de infracciones de tráfico por videovigilancia. Foto: Ángela Pérez.
 Mientras que desde el Gobierno del Ayuntamiento de Madrid se hacen públicos datos que afirman que las cámaras de videovigilancia han hecho descender el número de llamadas a la Policía Municipal en un 18% y los vecinos de Chueca reclaman estos días por la instalación de las mismas en sus calles, son numerosos los vecinos que se sienten observados por estos dispositivos, manteniendo la sensación de inseguridad. María Prado de la Mata considera que la presencia policial es más importante y que no ha de ser sustituida por la videovigilancia, no solo por las acciones contra el delito llevadas a cabo por los cuerpos, sino porque la gente se siente más segura al poder ir en persona a hablar con un agente de seguridad: “Los vecinos incluso con esas cámaras siguen sintiéndose inseguros, o sea no es lo mismo que sepas que hay una cámara a que pueda haber un policía de barrio que tú puedas acercarte a él incluso para tranquilizarte en algo que a lo mejor no es un tema de inseguridad, pero que tú sientes que alguien viene detrás de ti, el poder acercarte. Las cámaras no han sustituido esa seguridad. La presencia tiene que ser mucho más humana, las personas que vivimos en los barrios necesitamos presencia humana más que de ‘camaritas”. 


José Luis Garrón por su parte afirma que el rechazo o la aceptación de las cámaras también depende de la zona en la que nos encontremos: “Desconocemos los datos objetivamente, aunque nos tememos que la opinión vecinal está a favor de la videovigilancia. A favor o en contra seguramente también va a depender según qué barrios, y depende de la coyuntura. Un ejemplo es que si los medios hacen eco de frecuentes robos o delitos en una zona y su deterioro, y se levanta la alarma informativa, suponemos que es más fácil su implantación”.



Intervenciones de la Policía Municipal por años con detenidos e imputados en el distrito Centro

20062007200820092010
______________DISTRITOCENTROMADRID___________
Total2.3852.6713.9643.9973.568
Enero128179243344243
Febrero128132452363301
Marzo154218343338364
Abril208218375298350
Mayo193171318444344
Junio200184317237281
Julio194196298382209
Agosto164304284213213
Septiembre186159262331267
Octubre308253347367349
Noviembre256349394301347
Diciembre266308331379

FUENTE: Área de Gobierno de Seguridad y Servicios a la Comunidad. Dirección General de Emergencias


Cuestión de prevención

María Prado de la Mata afirma que conseguir reducir los niveles de delincuencia en los diferentes distritos no solamente depende de la presencia policial o de las polémicas cámaras, sino también de una serie de medidas preventivas necesarias: “En Centro hay dos unidades de policía municipal. La demostración es que no solo con la policía se quita la inseguridad, por eso hay que hacer los planes integrales. La seguridad forma parte de algo que necesitamos en nuestro día a día, para poder salir a la calle y estar cómodos, salir y poder andar. Pero no solo es Policía Municipal, sino también Policía Nacional, todas las clases de policía privada, que en muchos establecimientos las hay. El problema va mucho más allá. Es que esta ciudad no tiene de verdad un plan para que disminuya la delincuencia, la delincuencia no solo disminuye con policía, la policía es para momentos puntuales donde sí que hay un rebrote importante de delincuencia y hay que por lo menos tratar que el vecino esté cómodo en su barrio. Pero hay que trabajar el tema de la prevención, si no trabajas el problema de la prevención, podemos tener miles y cientos de miles de policías, pero que se seguirá sintiendo muy inseguro.”

A pesar de que el distrito Centro de Madrid es el más inseguro para los transeúntes madrileños o los turistas, lo cierto es que prácticamente nadie se plantea el dejar de ir por miedo a ser robado o agredido. Se da por hecho que una zona tan transitada no puede ser excesivamente segura, y habiendo tanta gente, cualquiera podría introducir la mano en alguno de los miles de bolsos que pasean por sus calles. La videovigilancia parece ser la única forma que se ha encontrado para detener a los delincuentes, además de los tradicionales cuerpos policiales. Sin embargo, no todos están de acuerdo con sentirse observados y temen que finalmente este mecanismo se expanda, convirtiendo todo el planeta en un inmenso “gran hermano”, en el que controlen hasta el último de nuestros movimientos.




Entrevista a María del Prado de la Mata completa:



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