La detención del rapero Pablo Hasél por supuesta apología del terrorismo supone un precedente en una música caracterizada por su carácter combativo y reivindicativo.
El pasado 4 de octubre
fue detenido en Lleida el rapero Pablo Hasél, por supuesta apología
del terrorismo en sus canciones.
Un día después, tras
tomarle declaración, la Audiencia Nacional decidió dejarlo en libertad
provisional sin fianza. El artista quedó imputado por enaltecimiento del
terrorismo y descrédito y humillación de las víctimas, después de realizar
menciones en sus letras a grupos terroristas como ETA, los GRAPO o Al Qaeda,
así como otra serie de frases como “No me da pena tu tiro en la nunca, pepero” o “Merece
una bomba Televisión Española”. Además, en una entrevista que concedió a la
página web kaosenlared.org, Hasél realizó
declaraciones en las que ensalzaba a los GRAPO: “Soy consciente de que libre
haré más daño que preso, por eso aún no he tomado el camino de la lucha armada
que, en el caso de los GRAPO, como nombras, respeto mucho” o “Es increíble que
se tache de criminales a gente que acaba cumpliendo 30 años de cárcel por
entregar su vida entera a la lucha contra un sistema genocida”.
P.Hasél / Foto: Myspace del artista (myspace.com/hasel11) |
Dentro del movimiento
rap, la detención del artista de 22 años causó una gran conmoción y, desde el
primer momento, una inmensa mayoría se volcó con él y pidió su liberación a
través de varios soportes. En la red social Twitter, la etiqueta ‘#libertadpablohasel’
pasó a ser una de las tendencias del momento, mientras que en la Plataforma
Actuable se recogieron más de 6.500 firmas en apenas un día.
Siempre se ha
considerado que el rap es uno de los géneros musicales donde hay mayor libertad
de expresión, por su espíritu reivindicativo desde los orígenes en los barrios
más marginales de Estados Unidos, pero ¿hasta qué punto pueden considerarse las
frases de Hasél como libertad de expresión? He ahí el gran debate.
La libertad de expresión, recogida tanto en las normas internacionales
sobre Derechos humanos como en la Constitución Española, es considerada como un
derecho fundamental, incluyendo el derecho a difundir libremente ideas o
pensamientos de toda índole y mediante cualquier medio. No obstante, la
libertad de expresión también encuentra límites: cuando entrañe la
inducción a la comisión de delitos, profesar o discutir o intentar persuadir a
otros acerca de la conveniencia de matar o cometer otro tipo de delito a través
de la palabra u otro medio de expresión.
En esta línea, la profesora de la Universidad Rey Juan Carlos Pilar
Trinidad, Titular de Derecho
Internacional Público y Relaciones Internacionales
y especializada en Derecho
Internacional
de los Derechos Humanos, señala al respecto: “En este caso, algunas de las letras del rapero Pablo Hásel podrían suponer claramente
una incitación a comisión de actos delictivos, e, incluso, en algún caso,
podrían constituir en sí mismas un delito de enaltecimiento del terrorismo. En este sentido,
la limitación de estas expresiones estaría plenamente justificada y las medidas
adoptadas para su limitación o las sanciones penales previstas serían
plenamente necesarias en una sociedad democrática”.
Distinta es la opinión
de un ‘compañero’ del gremio. El artista de rap Carlos Mallo, conocido
musicalmente como 'Cronosh' y cuyo estilo en sus letras se caracteriza también por 'denunciar' lo que considera injusticias, defiende férreamente la libertad de expresión en las
expresiones artísticas: “La música debería estar exenta de los delitos de opinión.
Ha sido siempre un arma indiscutible en la lucha contra las injusticas y la
tiranía”.
Otro punto y aparte
merece el comunicado que emitió Pablo Hasél tras ser liberado, en el que
afirmó, entre otras cosas, que se le trasladó inmediatamente de Barcelona a la
Audiencia Nacional en Madrid, no se le prestó un colchón para dormir, ni se le
permitió asearse ni comer antes de declarar ante el juez. En cuanto a este
comunicado, la profesora Pilar Trinidad considera lo siguiente: “Si su narración de los hechos acaecidos durante
su detención es cierta, podría existir por parte de las autoridades una vulneración
de sus derechos constitucionales, en particular supondría la violación del
derecho a no ser sometido a tratos degradantes por parte de las autoridades,
reconocido en el artículo 15 de la Constitución e, incluso, la vulneración del
Derecho a la Tutela
judicial efectiva, consagrado en el artículo 24 de la Constitución”.
En definitiva, la detención
de Pablo Hasél ha supuesto un precedente dentro de la música rap. Sus letras
seguirán siendo reivindicativas, pero ahora con el conocimiento de que existen
límites que no se deberían traspasar.
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