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Neutralidad y discrección


Estos dos términos resultan vitales para no hacer peligrar la vida de las dos trabajadoras humanitarias secuestradas en Kenia ni la de otros colaboradores en la zona. 

Ya ha pasado casi una quincena desde que las colaboradoras de Médicos Sin Fronteras (MSF) Montserrat Serra y Blanca Thiebaut fueron secuestradas en uno de los campos de refugiados que conforman el de Dadaab (Kenia) mientras que realizaban su trabajo humanitario. Desde entonces, la ONG MSF sigue ofreciendo información a la prensa cautelosamente, a cuentagotas. Prácticamente no se han aceptado entrevistas ni ruedas de prensa, pero sí se han realizado comunicados. “Es una situación muy delicada” afirma la responsable de Comunicación de Médicos Sin Fronteras Isabel Cañas, “Se crea un comité de crisis, donde se decide que se tiene que contar a la prensa y que no”. 


El responsable de Acción Humanitaria y Emergencia de ADRA, Kevin Hernández apoya esta decisión: “Sí, definitivamente nosotros hubiésemos hecho lo mismo, no queremos poner vidas en riesgo, en el pasado haber dado un apoyo directo ha traído problemas. Esta situación no sólo es un tema de seguridad, sino  político y militar. Como ONG tenemos la neutralidad como principio, aunque podemos mostrar el rechazo a los secuestros, no debemos señalar a nadie, no sólo por principios sino porque puede ser peligroso”.

Por esta razón, Médicos Sin Fronteras trata con delicadeza el asunto de la responsabilidad del secuestro; aunque la organización señala que desconoce la autoría de los hechos, no entra en suposiciones ni en ningún tipo de acusación. Aun así, algunos medios ya han apuntado al grupo armado islamista Al Shabad, que representa uno de los mayores problemas de Somalia. “Todos sabemos que está implicado de alguna manera”, señala Hernández, “pero éste está dividido en distintas milicias, el secuestro podría haberlo hecho un grupo de militantes que no pertenezca a la parte mayoritaria ni más reconocida de Al Shabad”.

El campo de refugiados de Dadaab, donde secuestraron a las dos colaboradoras 
de Médicos Sin Fronteras. Foto de  Internews Network

La organización de Médicos Sin Fronteras trata de disuadir de utilizar la fuerza para la liberación de sus compañeras y afirman que se mantienen al margen de cualquier acción militar, algo que; por otro lado, podría entorpecer el trabajo humanitario, puesto que bajaría el grado de confianza de la población y se crearía cierto rechazo, no sólo a los expatriados sino también a los trabajadores locales, según explicaba Kevin Hernández. 

Pese a los secuestros, se seguirá operando en estos países aunque con restricciones; por ejemplo, algunas organizaciones dejarán a los expatriados trabajando en zonas seguras desde las que se coordinarán los trabajos. Y aunque la presencia de expatriados tenga que reducirse en el campo de Dadaad, los locales seguirán realizando sus labores; como ocurrirá con la ONG ADRA. UNICEF y MSF también afirman que seguirán trabajando sobre la zona y enviando expatriados.

“Lo llevamos poco a poco”, expresa Isabel Cañas (MSF) sobre los ánimos en su organización debido a los secuestros de sus compañeras, “esperamos que la próxima noticia sea que ya las han liberado”.

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