La fibrosis pulmonar idiopática (FPI) no es una
enfermedad muy común, se la engloba dentro de las conocidas como enfermedades
pulmonares intersticiales difusas (EPID). La FPI va produciendo de forma
paulatina y progresiva, una disminución del volumen de los pulmones y una
pérdida de su elasticidad, provocando grandes dificultades para respirar. La
fibrosis pulmonar suele afectar a personas de 50 años en adelante, pero es más
grave cuanto más temprana sea su aparición. La importancia de la FPI reside en
que, no existe un tratamiento curativo y que esta enfermedad conlleva de forma
casi inexorable al trasplante pulmonar o a la muerte. Actualmente se investigan
nuevas moléculas como la pirferidona que pudieran, si no curar, frenar la
evolución de la enfermedad o enlentecer su progresión.
FOTOGRAFIA DE LUIS RAMIREZ (LR de Chile)
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El doctor Julio Ancochea del servicio de Neumología e Instituto de Investigación Sanitaria (IP) del Hospital Universitario de La Princesa, es un experto en lo que se refiere a FPI. “Este padecimiento encuadrado en el grupo de las enfermedades pulmonares intersticiales difusas es de curso evolutivo progresivo haciendo disminuir la capacidad pulmonar de los pacientes y la capacidad de transferencia del monóxido de carbono en un periodo que puede ser corto aunque puede haber diferentes fenotipos de la enfermedad que aún están por definir”. La falta de tratamiento eficaz que hasta los últimos años existía otorga de gran gravedad a la FPI, ya que cuando afecta a edades por debajo de los 65 años puede terminar, como única opción, en un trasplante de pulmón. Anteriormente se trataba con corticoides y otros medicamentos con escasa respuesta a los mismos.
Gracias a las investigaciones realizadas en este ámbito, se
han producido avances en la comprensión de la FPI y han permitido identificar
nuevas soluciones terapéuticas eficaces contra esta enfermedad. La coordinadora del
Programa Corporativo de Investigación de Fibrosis Pulmonar del CIBER de
Enfermedades Respiratorias, la Doctora María Molina Molina, afirma que la
pirferidona “es un
medicamento que ha demostrado enlentecer el deterioro de la capacidad vital
forzada o FVC, parámetro que se utiliza como factor pronóstico en la FPI”. Por
lo tanto, no se consigue a través de ella la curación de la enfermedad, pero si
frenar su evolución.
El Doctor Julio Ancochea explica que
“la tendencia a favor de la pirferidona se reflejó en una supervivencia global
de un 78% al año y de un 63% a los 2 años. El tratamiento con pirferidona
reduce la pérdida de función pulmonar en los pacientes con FPI, y que se asocia
a una reducción del 26% del riesgo de muerte o de progresión de la enfermedad
“. Este nuevo fármaco ha sido recientemente aprobado en Europa para el
tratamiento de la FPI leve-moderada. Pero serán los estudios futuros, los que
demostrarán su eficacia en diferentes pacientes. Por ello según la Doctora María
Molina Molina “la pirfenidona será
sin duda una opción terapéutica para todos aquellos pacientes con FPI en una
fase leve-moderada de su enfermedad, es decir, con FVC > 50% y DLCO >
35%, siempre que no presenten contraindicaciones para ello”.
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