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Ramón Alonso, campeón del mundo de vuelo acrobático hizo olvidar a los visitantes del aeródromo de la Fundación Infante de Orleans la ausencia del I-16 ‘Mosca’



El Sukhoi Su-31 de Ramón Alonso, preparado para despegar

La Fundación Infante de Orleans, situada junto al Museo del Aire de la capital, ofreció el pasado domingo 2 de octubre, como habitualmente hace los primeros domingos de cada mes, una exhibición de vuelo de aviones clásicos. Esta vez, además, contó con la colaboración del campeón del mundo de acrobacia clásica en 2007, el español Ramón Alonso, quien mostró su pericia y su atrevimiento a bordo de su Sukhoi Su-31, de origen ruso y, a diferencia de los que la Fundación tiene en exposición y vuelo, de última generación.

De Havilland DH-89 'Dragon Rapide', de 1934
No es una ruta muy conocida para los de fuera de Madrid la que da acceso a las instalaciones de la Fundación, aunque sí está bien comunicada mediante el servicio interurbano de autobús. Tras el pago de la entrada, se accede a una zona de recreo con restaurante y alguna gratificante sombra. Aunque está previsto que hacia las 11.30 de la mañana el parque aéreo se abra al público para que éste pueda curiosear entre aparatos aún en uso, algunos con más de ochenta años a sus espaldas, no se nos permite el paso, por un retraso, hasta pasadas las 12.15. Los que pasean entre los aviones no se hallan en el mundo de las aleaciones ligeras y los materiales compuestos, sino que aquí impera la tela parafinada que recubre el armazón de madera de estos biplanos y monoplanos del periodo de entreguerras, de la Segunda Guerra Mundial y de los años inmediatamente posteriores. Sólo hay un avión a reacción, el Hispano HA-200 ‘Saeta’, de origen español bajo la supervisión del aeronáutico alemán Willy Messerschmitt. Los demás son de hélice y pistón, algunos en línea y otros en estrella.

Los aficionados no pierden ocasión de acercarse a estos aviones históricos.
El Polikarpov I-16 'Mosca' no despegó en esta ocasión
Es éste un hábitat natural para los fotógrafos de todo tipo: una reunión de ‘canonistas’ digitales, un grupo de ‘lomógrafos’ analógicos y todos los pasos intermedios entre los amantes de lo último y los nostálgicos del negativo. Todos a la captura de la foto perfecta, a pesar de la gran afluencia de público, que imposibilitaba muchas veces acercarse a los aviones. Se acerca la una de la tarde y por megafonía se pide a los asistentes que se retiren de nuevo a la zona de recreo para permitir a los aviones despegar. De entre ellos, una ausencia destacada: el Polikarpov I-16 ‘Mosca’, el caza republicano por antonomasia durante la guerra civil española, y joya de la Fundación, ya que es el único en territorio nacional en condiciones de volar, no pasó el día anterior las inspecciones tras el vuelo de prueba. “Nada grave, esperamos que sea sólo un problema menor y de fácil solución”, nos aseguran mediante los altavoces en varias ocasiones.

Stinson L5-E 'Sentinel, de 1941, en primer plano.
Al fondo, el morro de una avioneta Stinson 108-3 'Voyager', de 1944
Sin embargo, para compensar a los visitantes, Ramón Alonso, campeón del mundo de vuelo acrobático en 2007 y actualmente retirado, mostró de lo que es capaz un piloto que aún no ha encontrado los límites de su avión, al que conoce como la palma de su mano.


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