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"Todo lo que contamos es duro pero, es real"

ENTREVISTA: MANUEL H MARTÍN. Director de 30 años de Oscuridad
La historia de los topos de la postguerra española protagonizará un nuevo documental. La obra, dirigida por Manuel H. Martin, habla sobre las personas que pasaron  treinta años encerradas en casa por miedo a la represión. Manuel H. Martín estudió comunicación audiovisual en la Universidad de Sevilla. Desde entonces, ha desarrollado una extensa labor como productor y realizador. Con su experiencia en documentales y su pasión por los cómics, ha ideado 30 años en la Oscuridad: una novela gráfica documental.  Un proyecto que ofrece al espectador “una visión humana”  de lo que fueron aquello años. En cuanto al público, va dirigida a “cualquier espectador del mundo” porque cuenta una “historia de supervivencia humana”.


Manuel H. Martín en el estudio de mezclas./ Fuente: Productora La Claqueta


Pregunta. ¿Cómo nace 30 años de Oscuridad?
 Respuesta. Casualmente hace más de tres años, un amigo me comentó que había leído en prensa la historia de un hombre que durante la posguerra había vivido encerrado en su casa más de treinta años. En ese momento, yo buscaba una historia para contar pero, buscaba contar algo que  verdaderamente me atrapara. Así que, a raíz de lo que mi compañero  me comentó, yo empecé a investigar. Comencé a buscar información, a leer documentos y la  verdad, es que la historia me atrapó desde el principio. Primero como lector, después como director.
P. ¿Qué es lo que  más le atrapó de la historia?
R.  El hecho de que un hombre estuviera encerrado en su propia casa durante tanto tiempo. En todos los procesos de  posguerra ha habido encierros, incluso durante la contienda. Un ejemplo muy conocido, es la historia de Ana Frank, que también estuvo encerrada aunque, mucho menos tiempo pero que, finalmente por desgracia murió. Lo increíble de esta  historia es que una persona estuviera en casa tanto tiempo por miedo. Treinta años pasando miedo es mucho tiempo.
                                                        

        “…La historia me atrapó desde el principio. Primero como 
lector después, como director”

P.  ¿Por qué eligió el formato de novela gráfica?
R. Queríamos que fuese un proyecto atractivo. Como lector de cómic, pensé en Persépolis y en Maus.  Pensé en todas estas historias que, a través de viñetas, cuentan historias reales y muy duras: en el caso de Persépolis, se habla de  la guerra de Irak, y en el de Maus, sobre el nazismo. Entonces me pareció que, la novela gráfica era un modelo diferente y atractivo de contar esta historia. Además, yo no quería que fuese una animación plana. Quería algo más real: que tuviera luces, sombras una atmosfera y una textura.
P.  ¿Corre el riesgo de perder credibilidad una historia real al darle forma de animación?
R.  Creo que no. Imagino que habrá gente que pensará que es una forma muy frívola. El problema que tiene el formato es que, por desgracia, hay personas que todavía  ven el cómic como una obra menor  dirigida a un público infantil. El cómic tiene obras que hoy, afortunadamente, están entre las mejores del siglo XX y han alcanzado premios de literatura. No hay que hacer un prejuicio a la obra, por el hecho de que esté dibujada. Es una técnica más, que ayuda a contar la historia, como cualquier otra.
P. ¿Qué le ha resultado más difícil del proceso?
R. Que teníamos muy poca documentación sobre los personajes, teniendo en cuenta que casi todos ellos, lógicamente, no tenían fotografías de esos treinta años, ni tampoco material biográfico porque sus familias lo habían destruido por miedo a ser descubiertos. Estas personas no tenían  ningún tipo de material visual de esos treinta años. La poca documentación,  fue lo que nos incitó a buscar nuevas formas de contar la historia. El hecho de que se haya elegido una novela gráfica está relacionado con la naturaleza de la historia y los personajes. También nos ha costado el conjugar  la animación con el género  documental. La animación es un proceso muy lento.

“Lo increíble de esta  historia es que una persona estuviera en casa
tanto tiempo por miedo”

“No hay que hacer un prejuicio a la obra, por el hecho de que esté
 dibujada”

P.  ¿Cómo os habéis documentado?
Lamentablemente las personas que protagonizan esta historia ya han muerto. El personaje principal, Manuel Cortés, falleció en los noventa. Pero hemos tenido mucha conexión con los familiares. Ellos nos han ayudado a articular gran parte del guión. Además, todos han apoyado el proyecto y han entendido la forma de contar la historia. También hemos tenido la suerte de contar con Ronald Fraser, autor de Escondido. El calvario de Manuel Cortés.  Él nos ha contado  muchas anécdotas de Manuel Cortés porque lo conoció personalmente. También hemos contado con la ayuda de Jesús Torbado, coautor del libro Los Topos en colaboración con el periodista Manuel Leguineche. Torbado conoció a Manuel Cortés y a muchos otros topos que también aparecen en nuestra obra.
P. Juan Diego y Ana Fernández han prestado sus voces y sus rostros a los personajes. ¿Cómo ha sido el proceso de creación?
R.  Cada dibujo y cada plano que aparecen en el documental están basados en una sesión fotográfica que hicimos con ellos. Los dibujos plasman  sus expresiones corporales. En cuanto a la voz, para dar veracidad a los personajes lo que hicimos  fue que ambos se metieran en la piel de los personajes que representaban, aunque no aparecieran ante las cámaras.
P. ¿A qué público va dirigido?
 R. Mi idea es que cualquier espectador de cualquier lugar del mundo pueda identificarse con estos personajes, independientemente de la situación política. Para mí lo importante como director, es que este proyecto cuenta una historia de supervivencia humana. Todo el mundo tiene familia y todo el mundo tiene miedo a morir. Todo lo que contamos es duro pero es real.

“…Hemos tenido mucha conexión con los familiares. Ellos nos han ayudado a articular gran parte del guión”


P. Después de tantos documentales como se han hecho sobre este tema. ¿Aporta algo novedoso al espectador 30 años de oscuridad?
R. Una visión más humana. Lo novedoso, como en su momento lo fue los libros de Ronald Fraser o Jesús Torbado, es que ofrecemos al espectador la visión de las personas de aquella época. Nos hemos acercado al drama humano, en cómo vivieron los topos y sus familias  esos treinta años de oscuridad. No nos hemos centrado tanto en el contexto aunque, también está  presente.
P. ¿Qué le diría a aquellas personas que piensan que estos documentales solo sirven para abrir heridas?
Las historias que son verdad deben contarse. Son historias que no pueden olvidarse porque son de  supervivencia humana. Estas historias deben conocerse desde un punto de vista humanístico. Son necesarias para que cualquier persona conozca hasta qué punto es capaz de sufrir un ser humano por su dignidad, y por lo que más quiere en el mundo, su familia.

“Las historias que son verdad deben contarse. Son historias que no 
pueden olvidarse porque son de  supervivencia humana”


P. ¿Para cuándo el estreno?
R. Para finales de año, entre noviembre y diciembre. Ahora estamos trabajando con la posproducción  del sonido, nos queda acabar los últimos flecos del documental. Lo presentaremos en festivales y como director, no pretendo que se quede encerrado en un cajón ni que se quede para un público sectario. Espero que llegue al mayor número de espectadores posibles, esperamos tener suerte.
P. ¿Está preparando algún proyecto más para el  futuro?
R.  Sí este año se estrenará  un cortometraje muy personal que tenía. También, una serie de animación, Art-Poética, dónde he trabajado como director creativo. Además, estoy desarrollando un largometraje de ficción que, está en fase de guión. Tengo que decir que, después de este año que está siendo tan intenso y  lleno de trabajo, me siento muy contento. En cuanto pueda, me tomaré unas pequeñas vacaciones.

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