Hace un año que la ley del medicamento cambió aunque la nueva normativa sigue siendo aún hoy complicada e incluso desconocida para muchos. Las tiendas de mascota se enfrentan así a una reducción de su negocio en una época de decrecimiento económico.
El 25 de septiembre de 2010 la ley del medicamento cambió para incluir nuevos aspectos que afectan directamente sobre el sector de la veterinaria. Uno de los actores del mismo que más se vio perjudicado por la nueva normativa fueron las tiendas de mascotas, que en un momento económico más que crítico, se han visto obligadas a reducir el número de productos que pueden poner a disposición del consumidor.
La razón de esta reducción no es otra que lo que implica la modificación del artículo 4 de la antigua legislación, cuyo nuevo contenido especifica que “nadie podrá poseer o tener bajo su control medicamentos veterinarios o sustancias que posean propiedades anabolizantes, antiinfecciosas, antiparasitarias, antiinflamatorias, hormonales o psicótropas (…) a menos que esté amparado en las normas de esta disposición, o se trate de laboratorios nacionales de referencia o de laboratorios oficiales”.
Estas nuevas especificaciones vienen a traducirse en que a partir de la aplicación de la ley, ninguna tienda veterinaria puede vender al público ningún medicamento para animales de compañía sea con o sin prescripción médica. Con anterioridad a la nueva normativa, quedaban excluidos de la venta únicamente los medicamentos con prescripción médica. A modo de símil, la situación era parecida a la diferencia entre las farmacias y las parafarmacias en el ámbito humano. A partir de ahora, tal y como explica el dueño de una tienda de mascotas de Asturias, Carmelo Hernández, “no se puede vender ni siquiera un champú que contenga algún tipo de antiparasitarios”. De hecho, Daniel Rodríguez Fernández, visitador clínico para la empresa distribuidora de productos zoosanitarios Proanco SL, indica que “el 80% de la venta médica que realizaban las tiendas era de antiparasitarios”.
El principal problema que radica de esta nueva ley es que es aún desconocida y ambigua para gran parte del sector. En una tienda de mascotas de Galicia, su dueño Felipe Naveira reconoce su desconocimiento acerca del tema. Así, la causa, según la administradora de la empresa Proanco SL, Beatriz Pintado, es que esta ley “despierta interpretaciones muy distintas; antes, la barrera era bastante lógica, las tiendas no podían vender productos con prescripción, pero ahora no está tan claro”.
Como principal consecuencia se encuentra la pérdida de negocio por parte de las tiendas. Tal y como explica Daniel, “las tiendas venden fundamentalmente accesorios, jaulas, alimentación, cosmética y, antes, medicamentos sin prescripción” “el problema es que viene en una época muy mala porque las tiendas viven de eso, lo único que no se puede comprar en supermercados o en chinos de marcas blancas son esos medicamentos, además de que esta ley recae sobre los grandes consumidores de productos, que son el perro y el gato”. Del mismo modo, Beatriz añade que “las clínicas siempre tendrán su profesión, pero las tiendas solo pueden vender” “este año es cuando más se ha empezado a notar la crisis en este sector, por lo que ha sido una ley muy inoportuna”.
Después de un año de la aplicación de la nueva normativa, las consecuencias son una aceptación en el mercado un poco confusa y aumento considerable de las inspecciones de Sanidad. Por su parte, a las tiendas de mascotas les queda decidir entre dos posibilidades: retirar esa línea de productos y perder una parte importante del negocio, o convertirse en una Oficina Comercial Detallista (OCD). Esta última opción implicaría una fuerte inversión en un momento poco adecuado, pues entre las medidas a aplicar se encontrarían la inclusión de un farmacéutico en plantilla e invertir en la adaptación del local a las exigencias que requiere este tipo de negocio. Una fuerte inversión, para seguir vendiendo los mismos productos que hace un año.
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