Balance de UPyD después de las elecciones
Ascenso agridulce
Tres días después de que hayamos conocido los resultados de las últimas elecciones del 20 de noviembre, ya se puede hacer un balance objetivo de lo que suponen esos resultados para la sociedad, para UPyD y para el resto de los partidos que conformarán el Congreso de los Diputados en la próxima legislatura.
La dirigente de UPyD, Rosa Díez, varios días antes de la cita con las urnas de todos los españoles, se proclamó optimista y vaticinó que nueve serían los diputados que conseguiría su partido. Sin embargo, y a pesar de seguir mostrándose optimista con los resultados, no deja de ser un ascenso agridulce. El joven partido pasa de un escaño a cinco, sumando más de 1.140.000 votos en toda España, lo que supone un 4,7% del total del escrutinio. Un porcentaje que no es suficiente para conseguir el grupo parlamentario tan ansiado por la agrupación política.
La mayoría de los componentes del partido han puesto de manifiesto una vez más su descontento con la ley electoral que permite que Amaiur, un partido nacionalista vasco con algo más de 300.000 votos, irrumpa en el hemiciclo con siete escaños y UPyD con cuatro veces más votos, solo llegue a los cinco. La alegría por lo tanto no es tanta, pero decirlo en comparecencia pública sería menospreciar a todos los votantes que han depositado su confianza en el partido. Luis de Velasco, miembro del Consejo Político de UPyD, afirma que “la propuesta regeneradora de UPyD, es la alternativa al inmovilismo de los grandes partidos, y como hemos visto, ya ha empezado a calar en los ciudadanos, pero con una ley electoral tan injusta es muy difícil obtener mejores resultados”.
Por otro lado, UPyD entra en el Congreso con sus cinco diputados en un momento en el que ningún otro partido que no sea el PP va a tener margen de acción. La mayoría absoluta obtenida por los populares impide el juego político e imposibilita la integración de las propuestas de los partidos más pequeños. El periodista y analista político Miguel Ángel Aguilar, asegura que “las mayorías absolutas no son la mejor forma de gobierno ya que la concentración de poder anula la posibilidad de que exista pluralidad en la toma de decisiones, a pesar de dotar de estabilidad al gobierno”.
En este contexto comienza una legislatura que estará marcada por el intento de superación de una crisis que está dejando un país devastado y a punto de la quiebra económica.
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