En las últimas décadas, los medios de comunicación han ido
ganando poder en la sociedad. Incluso se les llega a denominar cuarto poder. A
principios del siglo xx autores como Lippmann o Lasswell estudiaron la
influencia de los medios de comunicación en la opinión pública, y en 1972 se
creó una de las teorías más relevantes sobre los medios de comunicación de
masas, la llamada Agenda Setting. Los medios, según sus intereses propios,
deciden cuáles son los temas que van a estar en el candelero de la opinión
pública. Los receptores pasan a ser meras marionetas, creyéndose
todo lo que dicen sin pararse a pensar en la verosimilitud de los hechos y
datos que transmiten. Así ocurre cuando tratan un tema tan espinoso como las
enfermedades mentales. Lo que dicen los medios se da por válido y eso produce
mucho daño, no sólo a la profesión, sino principalmente a los enfermos. La sociedad, por lo tanto, está expuesta a los clichés que los medios imponen, como por ejemplo decir que los enfermo mentales son peligrosos.
Sobre este punto se pronunció el consultor senior en Psiquiatría del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau de Barcelona, Josep Guardia Serecigni, en el reciente Congreso Nacional de Psiquiatría celebrado en Oviedo, donde afirmó que el uso de la violencia está asociado al consumo de alcohol y drogas, sin que, en ningún caso, se pueda decir que una enfermedad mental es un factor de riesgo para cometer actos agresivos. Añadió, además, que los enfermos mentales que no toman drogas ni alcohol y siguen un adecuado tratamiento, no presentan comportamientos agresivos.
A pesar de que los hechos demuestran que no se puede vincular los trastornos mentales con la violencia, algunos de los titulares que se pueden leer en la prensa son muy dañinos y muestran una profundo falta de conocimiento sobre la materia, como por ejemplo: La falta de medios impide controlar a los internos del psiquiátrico de Foncalent (www.laverdad.es 18-10-11) o El acusado de matar a su mujer estaba trastornado (www.ultimahora.es 4-11-11) éstos son sólo algunos ejemplos que se pueden leer diariamente en las ediciones digitales de algunos periódicos.
Además, los medios de comunicación influyen decisivamente en la aparición de determinadas enfermedades mentales como, por ejemplo, la anorexia. Ellos, a través de la publicidad y de algunos de sus programas, marcan el ideal de belleza de la sociedad provocando que en determinados casos, junto con otras patologías, se desarrollo un trastorno alimenticio.
Medios de comunicación y enfermedades mentales
La misma opinión tiene el director del departamento de psicología del
Hospital Universitario de Fuenlabrada, Rubén Martínez, que afirma que "los medios no son
conscientes del daño que causan a los enfermos mentales. El hecho de que en sus informaciones a menudo traten las enfermedades mentales como algo negativo para la generalidad no ayuda a nadie. Provocan un rechazo que sufren los enfermos día a día. Además, uno de los
aspectos básicos de la recuperación de todos los pacientes es la aceptación de la
enfermedad y, para ello, necesitan sentirse aceptados socialmente. Los medios
crean un estigma que hace que la mayoría de los tratamientos se alarguen, ya
que la fase de aceptación de la enfermedad, por la que todos los tratamientos
de recuperación mental deben pasar, se prolongan en el tiempo de forma
innecesaria por todos los prejuicios con los que vienen los pacientes a la consulta
".
Además añade que "no sólo es perjudicial para los
enfermos sino que supone un gasto adicional para las arcas públicas, ya que en
la salud mental es esencial un diagnóstico rápido y certero para poder obtener resultados positivos en el paciente cuanto antes, lo que no ocurre cuando los
pacientes tardan en llegar a la consulta o, una vez en ella, es necesario
dedicar varias sesiones para conseguir que acepten el problema que
tienen, lo que acaba provocando un gasto mayor en sanidad".
Considera que los medios pueden contribuir eficazmente a
minimizar o reducir el estigma que existe sobre las personas con alguna
enfermedad mental, eliminando los discursos o las imágenes estereotipadas y
trasladando a la ciudadanía su realidad, puesto que “en la mayoría de los
casos, las aspiraciones y deseos de
estos pacientes no se diferencian de los de cualquier otro ser humano”
No hay comentarios:
Publicar un comentario