El cine de Cataluña vive un buen momento: el 47% de las producciones realizadas en España en el año 2010 tenían sello catalán. Sin embargo sólo el 3% de los espectadores acudió a una sala donde se proyectara una película en ese idioma. Las producciones catalanas predominan sobre las de otras comunidades autónomas, pero no lo pasa lo mismo con el idioma de éstas: sólo cinco películas se exhibieron el pasado año en catalán. La ley del cine en Cataluña, de julio de 2010, velaba por lograr mayores cuotas de mercado, pero sólo aumentó las diferencias entre las empresas y la Generalitat.
Julio de 2010: se aprueba en el Parlament de Cataluña la ley del cine en catalán. Prevé que, al menos, el 50% de las películas en idioma extranjero que se estrenen en los cines catalanes estén dobladas o subtituladas al catalán, bajo sanciones de hasta 5.000 euros por copia. Las distribuidoras se niegan a aplicar la normativa. Dos diputados del Partido Popular (PP) presentan un recurso al Tribunal Constitucional contra estas medidas. Septiembre de 2011: Bruselas da el visto bueno a la ley 20/2010 del cine y la Generalitat llega a un acuerdo con las grandes distribuidoras americanas o majors por el que eliminan las sanciones estipuladas por incumplimiento de la cuota mínima.
La síntesis de los hechos ocurridos desde que se aprobó la ley hasta ahora se queda corta comparada con la realidad. Las majors han peleado contra el tripartito con todas sus fuerzas. La Federación de Distribuidores de Cine (Fedicine) presionó dejando de doblar películas al catalán programadas para el 2011: alegaron que ya tenían un pacto de caballeros con la Generalitat para el doblaje de varias películas, siendo ésta la que se ocupaba de los costes adicionales en esos casos. Desde la productora catalana Escándalo Films (Eva) reconocen la existencia de la polémica y abogan por "solucionar el conflicto primero, siempre mirando por el bien de la cultura cinematográfica". "No hay que dejar a un lado al espectador del grupo minoritario ni a las producciones minoritarias".
Después de todas las idas y venidas, la Generalitat aceptó durante el pasado mes de octubre incumplir su propia normativa. Según el Ministerio de Cultura de Cataluña, se prevé que en 2014 "uno de cada cuatro pases" será en catalán y que en 2012 podrán verse en este idioma "alrededor de 700 obras" en las salas de cine. Para la organización de Fedicine supone un "gran acierto" el acuerdo con las grandes empresas americanas: "es una gran oportunidad para todos".
Habrá que esperar a obtener los datos de los espectadores de este año para poder valorar el futuro del acuerdo. Algunos usuarios de cines en Cataluña no creen que esta medida vaya a ayudar o a fomentar la creación audiovisual, tal y como se expone en el artículo 18 de la ley como objetivo principal: "Si no hay espectadores ahora, no va a haber más sólo por doblar más películas", opina Alejandro Casanova. Estíbaliz Navarro cree que "se debería invertir más dinero en ayudas al cine, independientemente del idioma en el que se produzcan". Ahora les toca a las distribuidoras acercar distancias con los espectadores.
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