Javier Urra es un psicólogo español que saltó a la escena pública al ser nombrado primer Defensor del Menor de España, en concreto de la Comunidad de Madrid, en el año 1996, cargo que mantuvo hasta 2001. Actualmente se encuentra en excedencia voluntaria de la Fiscalía del Tribunal Superior de Justicia y Juzgados de menores de Madrid y trabajando como director clínico de Recurra-Ginso, una asociación encargada de atender a aquellos menores de entre 4 y 18 años que sufren conflictos familiares en casa.
Pero su trabajo no se queda ahí. Ha representado a España en foros internacionales y participa activamente en medios de comunicación, como en el programa 'Espejo Público' de Antena 3. Asimismo, ha publicado varios libros, 'El pequeño dictador, cuando los padres son las víctimas' o 'Educar con sentido común' -entre muchos otros-, y decenas de artículos en revistas y periódicos.
A raíz de los últimos datos conocidos sobre el aumento del número de denuncias de casos de violencia ascendente - de hijos a padres - en España, Javier Urra aporta su conocimiento en este ámbito, explicando las claves y causas del empeoramiento de la situación año tras año y aclarando cuáles son los perfiles más habituales de hijos maltratadores, entre otros temas.
A raíz de los últimos datos conocidos sobre el aumento del número de denuncias de casos de violencia ascendente - de hijos a padres - en España, Javier Urra aporta su conocimiento en este ámbito, explicando las claves y causas del empeoramiento de la situación año tras año y aclarando cuáles son los perfiles más habituales de hijos maltratadores, entre otros temas.
Pregunta: ¿Qué motivaciones llevan a uno a convertirse en Defensor del Menor?
Respuesta: Me he dedicado a la infancia toda la vida. Desde siempre he investigado y escrito mucho sobre ello.
P: ¿Qué valoración tiene de los años que estuvo en el cargo?
R: Fueron unos años maravillosos y de un trabajo trepidante. El objetivo se consiguió: sensibilizar a la ciudadanía, al legislador, a los operadores sanitarios, jurídicos, sociales y educativos.
P: ¿Cree que en España se valora la figura del Defensor del Menor? ¿Cuál es realmente su función?
Javier Urra. Fuente: Javier Urra |
R: Considero que la figura del Defensor del Menor es reconocida. Su principal función está en supervisar a las administraciones y entidades privadas en lo que se refiere a la infancia. Asimismo, ayuda al legislador, realiza investigaciones y busca dar la voz a los niños y jóvenes.
P: El Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero dedicó muchos esfuerzos en la lucha contra la violencia de género, e incluso introdujo nuevos métodos de trabajo hacia la violencia en parejas homosexuales. Sin embargo, la violencia entre padres e hijos parece no tener esa relevancia ni para el Gobierno ni para la sociedad española. ¿Lo considera justo?
R: Las problemáticas de padres e hijos se han entendido siempre como conflictos de ámbito privado. Desde nuestro programa Recurra-Ginso conseguiremos que la situación se visualice y que la Administración se comprometa en la búsqueda de una mayor sensibilización y en la instauración de medidas efectivas.
P: ¿Usted cree que debería crearse una ley que englobara a todo tipo de violencia intrafamiliar?
R: La normativa jurídica en España es muy correcta. El problema no es de las leyes con las que contamos sino de las habilidades de interacción, y ellas pasan por una correcta educación.
P: ¿Cuál suele ser el castigo que sufren los hijos maltratadores? ¿Y los padres maltratadores?
R: Los padres maltratadores, si se demuestra, van a la cárcel y pierden sus derechos sobre los hijos. Respecto a los menores, si se demuestra que han infringido la ley, pueden ser internados en centros específicos, normalmente durante 9 meses.
P: ¿Por qué cree que cada vez son más los hijos que maltratan a sus padres? ¿Qué está sucediendo?
R: La sociedad ha perdido el criterio de respeto y las situaciones son variadas y complejas. En todo caso es un problema generalizado que debe atenderse desde la más corta edad de forma y manera que los padres, maestros y sociedad eduquen en el autodominio, el control de impulsos, la aceptación de la frustración, etc.
P: ¿Existen datos oficiales de las denuncias de hijos a padres y de padres a hijos? ¿O están en la sombra como es el caso de la violencia entre parejas homosexuales?
R: No es el mismo caso que la violencia intragénero. El Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad tiene los datos de maltrato de padres a hijos, específicamente en la Dirección General de Familia. Respecto a la violencia de hijos a padres, es decir, la violencia ascendente, existen datos en la Fiscalía General del Estado.
P: ¿Qué papel cree que juegan los padres en este problema de violencia ascendente?
R: Su responsabilidad en estos casos es superior al 50%. Los padres no han sabido poner límites a los chantajes emocionales de esos hijos desde pequeños, por ser inmaduros, temerosos y fácilmente manipulables.
P: ¿Existe un perfil de hijo maltratador?
R: Del hijo que se va haciendo maltratador sí. No se nace dictador. Genéricamente no son adolescentes delincuentes. Respecto al perfil, se trata de un menor varón entre los 12 y 18 años, con un mayor predominio del grupo de entre 15 y 17, que arremete primordialmente contra la madre. No proceden de una familia marginal, a menudo los padres tienen titulaciones universitarias y un buen nivel social. Muchos de estos jóvenes han dejado de lado sus estudios, evitando así las obligaciones que ello supone.
P: ¿A qué se pueden deber estos comportamientos violentos?
R: Existen diferentes tipos de jóvenes que ejercen violencia contra sus padres. Están los hedonistas, los de 'primero yo y después yo', aquellos que creen que su casa es un hotel, haciendo lo que quieren cuando quieren, y que, cuando no se cumplen sus exigencias, surge el altercado. También aparecen los patológicos, que giran en torno a una relación de amor-odio entre madre e hijo.
P: ¿Y qué sucede con aquellos que ven la violencia en casa?
R: No es una regla establecida, pero cuando estos chicos tienen la edad y el físico adecuados, imponen “su ley”, como han visto hacer a sus padres contra sus madres o como han interiorizado al sufrir la violencia en su propia carne.
P: ¿Son más propensos a ser violentos los hijos de padres separados?
R: Se aprecian bastantes casos de estos. En ocasiones el proceso de separación resulta dañino para los hijos, derivando en conflictos, al igual que sucede con la nueva pareja del padre o la madre, con la que a veces nacen grandes disturbios. También los niños adoptados o acogidos por familias caen en esta espiral de violencia en ocasiones, ya que creen que tienen derecho a exigir más por no pertenecer al 100% a esa familia.
P: ¿Tiene conocimiento de cómo es la situación de España frente al resto de países en relación a estos tipos de violencia?
R: Acabamos de organizar un Congreso Internacional. Pronto verán la luz las conclusiones. Pero ya le adelanto que en países como Canadá o Australia, el problema existe y en otros como Colombia, también.
P: ¿Qué opina del papel de los medios de comunicación a la hora de tratar la violencia?
R: No hay nada que achacarle a los medios de comunicación. En general informan y tratan estos temas correctamente. Se trata de exigir equilibrio, de informar, no de asustar.
P: ¿Qué opinión le merecen programas como 'El Campamento' de Cuatro sobre jóvenes problemáticos que tienen graves problemas familiares en casa por su comportamiento violento?
R: Bueno, son programas que ponen el dedo en la llaga y que exigen del director y de los guionistas una ética de autolimitación. El problema estriba en si la sociedad cree que las soluciones vienen de fuera.
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