Alexandra Arranz Friediger. Ginecóloga
Esta
experta ginecóloga que trabaja actualmente en el hospital de Fuenlabrada empezó
a interesarse en el tema de la ablación hace tres años; Era una noche de
guardia y asistió al parto de una mujer a la que le habían realizado la
mutilación, razón por la que ésta casi deja su vida en el quirófano. Después de la experiencia Alexandra Arranz ha realizado numerosas conferencias y actos
benéficos en contra de estas prácticas.
“Es
un problema muy grave, lo que ocurre es que antes era un tema restringido al
África Subsahariana y a partes de Asia, pero ahora vemos casos aquí debido a la
inmigración”. En España se ha celebrado
este mes el primer juicio a unos padres gambianos por practicarle la ablación a
su hija en este país, donde está tipificada esta práctica como un delito de
lesiones y de agresión sexual.
“Las
mujeres que vemos aquí - en el hospital de Fuenlabrada- son las que ya han tenido relaciones, se han casado y
vienen a Europa; y dentro de éstas las pocas las que tienen acceso a un
hospital”. Arranz explica que en Fuenlabrada hay una población muy importante
de africanas subsaharianas, sobre todo nigerianas, guineanas y somalíes, aunque
éstas no acuden para tratarse su mutilación. “Para nada”, señala Arranz, “las
mujeres que vienen aquí es porque no se quedan embarazadas o por el parto; fundamentalmente acuden por el tema reproductivo, si no se quedan encintas se
las repudia y no tienen forma de sobrevivir”.
Durante el parto pueden surgir muchas complicaciones, como desgarros o quistes producidos por la
ablación, aunque no son las únicas consecuencias de la mutilación genital
femenina. “Cuando se les practica este
rito, las niñas sufren un estado de
shock por el dolor, y pueden tener fracturas de húmero y en las piernas porque
se las agarra entre varias mujeres. Sin anestesia y sin asepsia muchas mueren
desangradas, otras no se quedan embarazadas porque la infección llega al útero”.
Cuando no logran quedarse encintas son
repudiadas y hay mujeres que se quedan solas a los 15 y 16 años, sin manera de
sobrevivir. “Hay un alto índice de suicidios porque estas mujeres no pueden
tener embarazos normales; está todo tan obstruido que son días y días de parto y
muchos niños nacen muertos, la mortalidad es altísima”. Sin embargo, que a una
niña no se le practique la mutilación genital femenina puede suponer su
marginación o salida de la comunidad, porque son mujeres que no se van a casar. “Según
ellos es bueno para la fertilidad, la mujer llega virgen al matrimonio, se
creen que da mayor placer al hombre y que les quita sus partes impuras, además
es un rito del paso a la adolescencia a la adultez”. Es una práctica que está muy unida al Islam,
aunque el Corán casi ni lo mencione pero tampoco lo prohíbe. “Hubo niñas en un
país de África que se opusieron a que no se les realizase la ablación, y fueron
precisamente los padres masculinos los que las defendieron; ésta es una
práctica de mujeres, realizada y perpetrada por mujeres”.
Unas niñas africanas, foto de 300td.org |
Cada vez hay un número más alto de estas mutilaciones en Europa debido a la inmigración “Existen matronas especiales que han sufrido las consecuencias de la ablación y asisten a estos tipos de parto. En Inglaterra hay médicos que vienen de antiguas colonias como Nigeria, que practican allí la ablación pero en condiciones de asepsia, pero no deja de ser un delito de agresión sexual y de violencia de género” En Francia la situación es parecida; “A las circuncidoras se les paga mucho dinero, hay familias que las llaman, vienen en avión, les práctica la ablacióna varias niñas y vuelven a su país; Sarcozy se empezó a hacer famoso siendo ministro de Interior por meter en la cárcel a muchas de estas mujeres”. En España hay menos experiencia en este tema, no está tan vigilado como en Francia pero también se realizan seguimientos. “Cuando vemos que una mujer con mutilación genital femenina tiene una niña o va a tenerla nos ponemos en contacto con la asistenta social y ésta abre enseguida un protocolo de seguimiento estrecho por parte de pediatría y los médicos de atención primaria”.
El arma más poderosa para acabar con esta práctica es la información, aunque las personas de estos países no siempre estarán dispuestas a escuchar a alguien ajeno a su cultura. “Otro de los puntos fuertes para acabar con estar prácticas es reconvertir a estas circuncidoras en otra profesión, por ejemplo como matronas, enseñarles un modo de vida distinto", explica Arranz, "también se intenta crear otro rito alternativo de paso de niña a adulta”.
El arma más poderosa para acabar con esta práctica es la información, aunque las personas de estos países no siempre estarán dispuestas a escuchar a alguien ajeno a su cultura. “Otro de los puntos fuertes para acabar con estar prácticas es reconvertir a estas circuncidoras en otra profesión, por ejemplo como matronas, enseñarles un modo de vida distinto", explica Arranz, "también se intenta crear otro rito alternativo de paso de niña a adulta”.
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