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La batalla de porcentajes que arruinó la NBA

La liga pierde miles de dólares al día · Jugadores y propietarios de los equipos no alcanzan un acuerdo en las negociaciones por un nuevo convenio colectivo · Las próximas horas, vitales para desbloquear el 'lockout' 


kobe bryant lakers
Kobe Bryant. / PDX Pipeline
“Debemos salvar la temporada de un invierno nuclear”. Es la apocalíptica frase de Kobe Bryant, campeón de cinco anillos de la NBA y testigo impasible del segundo lockout de su carrera deportiva. Como comentó el 24 de los Lakers, es imperativo salvar la liga de una situación que tiene revolucionado al mundo del baloncesto a nivel planetario. Y es que, el mercado de jugadores vive días de confusión y locura con circunstancias que resultarían dantescas hace un par de años. Batum, Kirilenko, Farmar, Deron Williams, Rudy Fernandez e Ibaka, entre muchos otros, han dejado atrás Estados Unidos para jugar en Europa y Oriente Medio mientras sindicatos, jugadores y propietarios se tiran los trastos a la cabeza en un otoño radiactivo precedente al invierno nuclear vaticinado por la Mamba Negra. Pero, ¿qué es exactamente el lockout? ¿Cuáles son los actores del conflicto?


El concepto cierre patronal está en boca de todos los amantes del deporte, aunque el término no cuenta con tantos adeptos si de lo que se trata es de aclarar su significado y consecuencias. El lockout es el resultado, por un lado, de la expiración del convenio colectivo que suscribieron hace diez años jugadores y propietarios de las franquicias; por otro, de la falta de acuerdo en la elaboración del nuevo texto que regula la relación laboral de la liga.

En el conflicto hay tres partes enfrentadas: jugadores, representados por Derek Fisher como presidente del sindicato y asistidos por el letrado Bill Hunter; propietarios; y el comisionado de la NBA, David Stern. Éste último vela por los intereses de la liga y porque las posturas converjan, pues la otrora competición baloncestística más rentable del mundo es una ruina a día de hoy, cuando se deberían llevar más de diez días de partidos disputados. Los dueños aducen pérdidas superiores a 300 millones de dólares por el elevadísimo salario de los deportistas. Éstos, por su parte, señalan que tales cifras no son ciertas, pues no reflejan la realidad de que la pasada campaña subieron las audiencias notablemente.

David Stern
David Stern. / Middle Gray Studios
Por otro lado, el principal foco de controversias es el llamado BRI (Basketball Related Income), es decir, Ingresos Relacionados con el Baloncesto y en los cuales se incluyen las entradas de los partidos, derechos de retransmisión, parking, palcos, partidos de exhibición, sponsors y otras recaudaciones ligadas a la actividad del baloncesto norteamericano. En este sentido, propietarios y jugadores contienden por el mayor trozo del pastel. Un dulce que superaría los 100 millones de dólares anuales. Los empresarios quieren el 52,5% de esas ganancias, los trabajadores no bajan del 50%. Pues bien, la puja por conseguir la mayoría de estos ingresos, así como la rebaja de los sueldos propuesta por la patronal y la reducción de la duración de los contratos está en punto muerto.

No es un panorama alentador, ya que, después de una veintena de reuniones, las cosas siguen tan complicadas como a la conclusión de la pasada temporada. Ni siquiera Michael Jordan, mejor jugador de todos los tiempos, se salva de la tormenta de espadas que se lanzan unos y otros. De él, ex jugador y ahora propietario de Charlotte Bobcats, se esperaba mucho más, sobre todo en favor de los Kobe, Lebron, Wade y compañía, que no cobran su salario desde julio por haberse suspendido los contratos. Tampoco Stern parece contento con el mítico 23 de los Bulls. La liga pierde miles de dólares al día y su representante más universal no desbloquea la situación, aunque puede. Ya lo hizo antes.

La actual no es una situación nueva, ni mucho menos. Otro gran deporte americano como la NFL vivió un lockout el pasado verano, pero en este caso las partes sí llegaron a un acuerdo antes del inicio del curso. Además, la NBA también sufrió una situación idéntica en 1998, cuando se suspendió la liga hasta enero de 1999. Entonces, Jordan, con su omnipresente influencia –mayor que la de muchos propietarios-, intervino como mediador y arregló el desaguisado para terminar ganando aquella sumaria temporada.
Este miércoles se espera una nueva reunión. Los jugadores no han ingresado sus salarios de la Training Camp (pretemporada) y necesitan una resolución inminente. Eso sí, tienen hasta las 23:00 (hora española) para alcanzar algún mínimo acuerdo, pues un minuto después concluye el ultimátum de Stern a los jugadores para un reparto 50%-50%. De no aceptar, el Comisionado realizaría ofertas cada vez peores hasta que se vieran obligados a prestar consentimiento.

Protecting the basket
Ibaka tapona a Young. / Serge Ibaka
Lo acontecido en las reuniones celebradas en Nueva York tiene sus consecuencias directas en la capital de España. Real Madrid y Estudiantes tienen jugadores NBA que esperan un acuerdo para volver a la tierra de las oportunidades. El madridista Rudy Fernández ya está entre los máximos anotadores de la liga Endesa, e Ibaka comienza a imponerse en la zona del Palacio de los Deportes. El problema es que cuando el congoleño se afiance tendrá que regresar a los Oklahoma City Thunder, pues cuando termine el lockout su contrato al otro lado del Atlántico surtirá efectos de nuevo. Eso sí, el nacionalizado español parece encontrarse a gusto en el club blanco, según comentó en rueda de prensa: “Mi sitio está aquí actualmente. No tengo prisa por volver y quiero hacer cosas grandes en el Madrid”.

Mientras Laso y Pepu, técnicos del Real y el Estudiantes, respectivamente, rezan porque el cierre patronal se alargue, Chus Bueno, vicepresidente de la NBA en Europa, considera que “la cancelación de más partidos sería una mala noticia para los amantes del espectáculo y el baloncesto”. Aunque, “todo parece indicar que habrá un acuerdo en las próximas horas”, según el representante de la liga americana en el Viejo Continente. De lo contrario, sería lo que coloquialmente se conoce como la pescadilla que se muerde la cola, es decir, los propietarios y los jugadores se pelean, Stern propone una cifra de reparto equitativa y ninguno acepta. La liga se suspendería eternamente. Por eso, todo está dispuesto para que el quórum se alcance la noche del miércoles.


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