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La crisis económica en la sanidad


La crisis económica es una realidad que inunda los telediarios de todo el mundo día si, día también. Prácticamente cada semana se anuncian nuevas medidas económicas para superar esta situación, a la vez que se imponen unos duros recortes que dejan en precaria situación a sectores básicos para el bienestar de la sociedad.


Es el caso de la Sanidad, en donde los gobiernos autonómicos han reducido de forma considerable su presupuesto con el consiguiente perjuicio para los ciudadanos. Está claro que en esta época es necesario que todas las instituciones públicas se aprieten el cinturón, sin embargo resulta algo más dudoso que se deban reducir gastos en según que cosas.


Así lo cree el vicepresidente de la Federación Madrileña de Asociaciones Pro Salud Mental (FEMASAM), Pedro Martínez, que explica su enorme preocupación "por cómo pueden afectar los recortes presupuestarios en la Sanidad a la atención de los pacientes. No sólo porque se reduzca el número de servicios, sino porque ese intento de ahorro conlleve un cambio de modelo en la sanidad centrado únicamente en las emergencias, dejando a un lado aspectos considerados a veces secundarios, pero que resultan muy necesarios, como la prevención, la atención domiciliaria o la integración social". Incluso llega a afirmar que " los servicios de atención no sólo deberían mantenerse, sino que deberían mejorar y extenderse a todas las personas que la precisen, ya que suponen un derecho fundamental. De lo contrario pasaríamos a ser una sanidad privada, al estilo de Estados Unidos".

Añade, además, que "cada céntimo gastado en prevención de los trastornos mentales evitará un gasto infinitamente mayor en el futuro. La oportunidad de un diagnóstico temprano y certero permite que la persona afronte pronto su patología, con las evidentes ventajas que ello conlleva. Cuanto antes se inicie un tratamiento, menores serán los costes, personales y económicos, que se deriven de la aparición de este trastorno y más rápida y efectiva será la recuperación. Por lo que todo lo que se ahorre ahora, en el futuro se convertirá en un gasto aún mayor".

Concluye diciendo que "para los pacientes es indispensable que la sanidad cuente con los medios necesarios para facilitar su recuperación. Las consecuencias de los recortes puede ser muy graves, ya que se pone en peligro el estado de bienestar que tanto ha costado conseguir".


                                                                                                                               

Esther Ruano / Foto David Agudo  
Esther Ruano, es una joven de 26 años que se ha visto afectada por los recortes, explica que lleva más de 10 meses esperando para realizar la segunda cita del tratamiento antidepresivo que lleva a cabo en el Hospital de Fuenlabrada, dice que " la falta de facultativos ha hecho que las citas se prolonguen de tal manera, que muchos ya ni se acuerdan de la fecha en que debían acudir a las mismas". La posibilidad de seguir un tratamiento en un centro privado, en el caso de Esther, está totalmente descartado, ya que  "no se lo puede permitir". Se resigna a llevarlo "de la mejor forma posible, no queda más opción. Por suerte tengo apoyo familiar, lo que hace que la espera se haga menos dura".

Sobre la posibilidad de acudir al servicio de urgencias de los hospitales para ser tratada afirma que "en las urgencias de los centros de salud no te tratan con la atención que el problema merece. Alguna vez sí he ido para resolver alguna situación puntual como un ataque de ansiedad, pero no puedes pretender que en 10 minutos resuelvan tu problema" 




Añade que "por desgracia hay personas que están en una situación peor, al fin y al cabo yo no tengo un trastorno grave. Así que puedo llevar más o menos bien la situación, a pesar del trastorno que supone esta situación". 

















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