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“La vacuna preventiva evitó que se manifestase la enfermedad y la vacuna terapéutica revirtió los síntomas ”



Entrevista con el presidente de la Sociedad Española de Medicina Genómica y responsable de la nueva vacuna contra el Alzheimer, Dr. Cacabelos

Un grupo de científicos liderados por el Dr. Cacabelos da un paso más en la batalla contra el Alzheimer a través de  una nueva vacuna. Tras 5 años de investigación el grupo EuroEspes situado en La Coruña, Galicia, registra en la Oficina de Patentes de Estados Unidos una vacuna contra el Alzheimer. Al mando de un grupo de más de 10 científicos entre los que se encuentran la Dra. Carmen Vigo, la Dra. Lucía Fernández-Novoa, el Dr. Valter Lombardi y el Dr. Iván Carrera entre otros, el Dr. Cacabelos vuelve a demostrar que la batalla contra el Alzheimer no ha hecho más que comenzar. “En total habremos desarrollado unos 12 proyectos relacionados con el tratamiento farmacológico de la enfermedad de Alzheimer” afirma el Dr. Cacabelos. No obstante, afirma que para combatir esta enfermedad “haría falta cambiar muchas mentalidades”



Pregunta. ¿Qué supone esta vacuna en el mundo del Alzheimer? ¿Cuáles han sido los adelantos?

Respuesta. Es la primera vacuna profiláctica y terapéutica que se desarrolla para el Alzheimer. El componente profiláctico de toda vacuna es evitar la aparición de la enfermedad; y el componente terapéutico implica la posibilidad de atrasar el curso de la enfermedad o detenerla una vez que ha dado síntomas.

P. ¿Qué aportaciones tiene respecto a otras vacunas previas?

R. Las ventajas de esta nueva vacuna sobre otros modelos previos son la incorporación de una nueva tecnología de inmunización, la reducción de  reacciones inflamatorias y muerte neuronal y la mejora de las funciones cognitivas. Es decir, diseña anticuerpos para proteger a las neuronas atacadas en el cerebro que contribuyen a la regeneración neuronal, por lo que sirve a personas ya afectadas por el Alzhéimer.
La otra característica distintiva de esta vacuna es la forma de administrarla ya que va encapsulada en liposomas ricos en esfingosina-1-fosfato (S1P) que contribuyen a la regeneración neuronal.


P. En el caso de la vacuna como método preventivo, ¿cuándo se administraría a los pacientes? ¿Eliminaría por completo los riesgos de padecer esta enfermedad?

R. Depende de los factores genéticos que en cada caso se asocien a la enfermedad de Alzheimer. En aquellos casos en los que el componente genético esté identificado, lo deseable sería iniciar la inmunización cuando el cerebro deja de madurar, a partir de los 30-35 años, que es cuando empiezan ya a manifestarse los procesos neurodegenerativos en la población a riesgo. En otras circunstancias, por ejemplo cuando existe un claro componente cerebrovascular, debe personalizarse la estrategia preventiva. No todos los enfermos de Alzheimer van a responder igual. Todo dependerá de la genómica individual de cada paciente; y nunca se podrá afirmar que la inmunización sea efectiva en un 100%, como tampoco lo es la vacuna para la gripe, la meningitis o la hepatitis.


P. En el caso de la vacuna como tratamiento, ¿cuáles serían sus efectos? ¿Tiene algún efecto secundario?

R. La vacuna terapéutica perseguiría detener el curso de la enfermedad y restaurar la función de las neuronas que todavía no hayan muerto. La eficacia real del tratamiento, una vez que la enfermedad ya ha dado síntomas, dependerá del grado de daño cerebral, del curso evolutivo de la enfermedad, de otras enfermedades intercurrentes, de otros tratamientos que el paciente esté tomando, y –una vez más- del perfil genómico de cada persona. En principio, ni la modalidad profiláctica ni la terapéutica deberían generar efectos secundarios relevantes.

P. ¿Cuáles han sido los resultados de la vacuna en animales?

R. Los resultados se basan en los estudios realizados en animales transgénicos, portadores de los genes humanos que causan Alzheimer. En estos animales, la vacuna profiláctica o preventiva evitó que se manifestase la enfermedad; y la vacuna terapéutica revirtió los síntomas y el daño cerebral existente en los animales que habían desarrollado la enfermedad. Ahora estamos iniciando los protocolos de fase clínica para el estaje en humanos.


P. ¿Cuál es el proceso que va a seguir esta vacuna, una vez vendida la patente a Estados Unidos?

R. El proceso a seguir a partir de ahora es la realización de las Fases Clínicas I y II en colaboración con grupos extranjeros. Los estudios clínicos se realizarán fuera de España y en base a los resultados y el criterio que marquen las entidades reguladoras de Estados Unidos (FDA), Europa (EMEA) y Japón (Koseisho) decidiremos lo que hacer en el futuro.

P. ¿Qué papel juega España en estas nuevas fases?

R. EuroEspes Biotecnología es la dueña de la patente y todos los estudios que se hagan en el extranjero estarán monitorizados por nosotros, con la colaboración de grupos internacionales. Superada la fase clínica, sería de esperar que la vacuna llegase a Europa y España, como la mayoría de los medicamentos que aprueba la FDA.



P. ¿Hay alguna posibilidad de impedir que esta enfermedad se herede genéticamente?

R. Se han realizado estudios clínicos con éxito en Estados Unidos, en casos muy concretos de Alzheimer familiar, con mutaciones en el gen APP, en los cuales la manipulación genética intraútero permitió eliminar el gen mutado. Sin embargo, esta estrategia sólo serían válida en casos de Alzheimer monogénico, (asociado a la mutación de un gen)  lo cual ocurre en menos de un 5% de la población Alzheimer. En más del 90% de los casos, la enfermedad es poligénica y multifactorial por lo que las causas que desencadenan la enfermedad son variadas e inciden tanto factores genéticos como ambientales.
Otra estrategia que está teniendo éxito, desde un punto de vista experimental, es el silenciamiento genético, que consiste en la eliminación y el control de material genético ajeno que podría causar un daño a la célula.  En la gran mayoría de los casos, la mejor opción es la intervención farmacogenómica basada en la personalización del tratamiento según el perfil genómico de cada paciente.


P. ¿Cree posible erradicar el Alzheimer?

R. El Alzheimer quizá no pueda nunca erradicarse porque va en nuestros genes y se expresa en edades de la vida cuando nuestro cerebro empieza a declinar. Sabemos, en cambio, que las neuronas –en las personas predispuestas- empiezan a morir cuando el cerebro deja de madurar alrededor de los 30 años; con lo cual disponemos de 3-4 décadas para interceptar el proceso de muerte neuronal prematura. La identificación precoz de esta población a riesgo nos permitiría poder proteger a estas personas y reducir notablemente la prevalencia e incidencia de  esta enfermedad, que es la quinta causa de mortalidad en Occidente. Para ello haría falta cambiar muchas mentalidades.


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