No hay estudios concluyentes sobre la
disminución de las relaciones sexuales en las crisis económicas
La crisis económica
invade progresivamente todos los ámbitos de la sociedad. El bombardeo de
noticias sobre la subida de la prima de riesgo, el número creciente de parados,
las empresas que echan el cierre, los ERES, la refundación de la UE, entre
otras razones, está creando estrés y ansiedad en la población. Nadie puede
escapar. La pregunta es si la crisis se ha traslado a la cama de los españoles.
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El contagio del
desasosiego ha saltado a la cama. Las relaciones sexuales son menos habituales,
y además son menos satisfactorias.
El estrés, las cargas
familiares y, sobre todo, la ansiedad que genera la crisis económica explican
la acumulación de tensión, que provoca un bloqueo que favorece la apatía, la
inhibición y la inapetencia sexual.
Las encuestas sobre
las relaciones sexuales sobre la crisis podrían tacharse de pura invención.
Responderían más a una búsqueda de titulares
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Se acaba de publicar un
artículo sobre la incidencia que tiene la crisis económica en la disminución de
las relaciones sexuales. Preguntado por el estudio, el psicólogo del Centro de Orientación Familiar (COF) de
Monforte de Lemos (Lugo),
Miguel Folgueira, señala que no lo conoce.
Pero Vds., los
psicólogos, han alertado de un incremento notable de personas que sufren
procesos de angustia y estrés. Y, ¿No son precisamente, la intranquilidad y el
desasosiego, factores que interfieren, de forma directa, en las relaciones
sexuales? “Desde luego. El estrés, la tensión y la angustia intervienen mucho
en el sexo. Lo hacen doblemente. Primero, en el deseo sexual, bien sea
disminuyéndolo o, incluso en casos extremos, haciéndolo desaparecer. En segundo
lugar, también influye en el desempeño de las relaciones sexuales conduciéndolas
hacia buen o mal puerto”, señala.
E insiste: “Son muchos
los elementos que actúan en unas relaciones sexuales plenas. Por supuesto, es
imprescindible la tranquilidad, el sosiego, la ausencia de temores y de
preocupaciones, para que las relaciones sexuales funcionen”.
Reconociendo las
dificultades por las que atraviesan los ciudadanos, a quién afectaría más este
trance ¿a hombres o a mujeres? Miguel no duda en afirmar: “La presión afecta
muchos más a los hombres, pero al mismo tiempo, la mujer es más vulnerable. La
comprobación es irrefutable y palpable en los hombres, ya que sin erección no
hay cópula. En la mujer se visualiza en la gratificación”.
Respecto al estudio
sobre las consecuencias de la crisis económica en las relaciones sexuales,
Folgueira manifiesta no conocer ninguna obra reciente, ni siquiera de años
anteriores. Sin embargo, consideraría “interesante y muy valioso para los
profesionales, contar con una monografía sobre el tema, para tener experiencias
palpables de las modificaciones y alteraciones del comportamiento sexual ante
períodos de penuria. Con todo –resalta con seguridad- no deberían
circunscribirse tales análisis a la cópula, ya que no debemos reducir las
relaciones sexuales al coito, puesto que falsearíamos la realidad sexual, que
es mucho más rica”.
De los datos que se
publican en los periódicos, considera: “En mi opinión, las encuestas publicadas
podrían tacharse de una invención. Me da la sensación que puede existir una
realidad subyacente por todo lo que he dicho, pero, insisto, me parece que
responde más a una búsqueda de titulares”.
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PALOMA FISAC |
La médica del laboratorio de Análisis Clínicos del Hospital Universitario Lucus Augusti (HULA), de Lugo, María Jesús Bal señala que la causa de la disminución de la libido está en la testosterona, principal agente del deseo sexual. Si ésta disminuye, también es menor la libido.
La analista del
laboratorio considera que los parámetros que se utilizan con el hombre
confirman la bajada del deseo sexual, a través de su nivel de testosterona. “La
causa de la disminución de la libido está en la testosterona, principal agente
del deseo sexual. Si ésta disminuye, también es menor la libido”, señala.
Respecto de si han
notado un aumento de este tipo de pruebas en los últimos años, coincidiendo con
la crisis económica, su respuesta es clara: “No, el aumento es similar en todas
las determinaciones analíticas. Los datos concretos de este laboratorio son: en
2.010 hasta el 30 de noviembre, se habían efectuado 1.381, y este año, en el
mismo período, 1.324. Son datos objetivos e irrefutables”.
Y añade: “El estrés
hace que aumente el nivel de cortisol en la sangre, una hormona esteroide
producida por la corteza suprarrenal. El alto nivel de cortisol reprime la
mayoría de las funciones orgánicas, incluyendo las funciones sexuales y
reproductivas”.
“Es mucho más probable
que, de existir todas estas dificultades o disfunciones sexuales, sean objeto
de consulta en gabinetes de psicología o sexología. Hasta llegar al laboratorio
tendrían que recorrer un largo camino, que supondría más que un estrés o
período de angustia pasajero en atención a una crisis económica más o menos
larga”, concluye.
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