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No a la resignación


Los datos publicados con ocasión de la jornada mundial contra el sida ponen de manifiesto que en Lugo se han detectado 11 nuevos casos de la enfermedad, 18 menos que en 2009


“Celebrar el Día Mundial del Sida nos sirve para pagar la factura de teléfono de un mes”. Así se muestra de contundente la presidenta del Comité Antisida de Lugo, Marisa Sánchez, cuando se le pregunta por la importancia de esta jornada. “Nuestra labor no es de un día. Es una lucha constante”. Pero una vez al año la sociedad se para a reflexionar y saca a la luz las cifras de esta enfermedad que lleva atemorizando al mundo desde hace 30 años.


Marisa Sánchez lleva en este comité prácticamente desde su fundación. “Antes los casos de contagio eran por causas derivadas de la drogadicción, sobre todo por el intercambio de jeringuillas. Precisamente uno de los grandes logros en la lucha contra la enfermedad ha sido poder facilitar inyectables desechables o preservativos para evitar la transmisión del virus”.

Marisa Sánchez lleva 20 años en el comité
antisida de Lugo /MJ Campo
El comité antisida de Lugo realiza labores de prevención, información y formación. “Hasta el año pasado teníamos en marcha cinco proyectos, hoy sólo podemos dedicarnos a dos, al de usuarios de droga y al de prevención del VIH”. Esta asociación sólo tiene como ingresos los que proceden de las administraciones públicas y les está afectando los recortes en materia de ayuda social. “La Xunta sólo nos ha concedido la mitad de las subvenciones que antes recibíamos, con tan pocos recursos nos cuesta mucho atender las necesidades que se nos plantean. Quizás ha llegado el momento de volver a movilizar a los particulares, a trabajar más el tema de los asociados y comprometer a la gente en esta función”.

El factor fundamental que la administración valora para a la hora de apoyar la labor de un colectivo de este tipo es el de la prevención, cualquier otro parámetro es apreciado en menor medida. “Nosotros hacemos prevención, pero también tenemos que ocuparnos de los que ya están infectados porque tienen muchas necesidades. Algunos siguen tomando metadona, otros  necesitan gestionar los papeles para la pensión de invalidez, y otros están más solos que la una y alguien tendrá que ocuparse de ellos”, dice Marisa
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Por otra parte, el dinero de las subvenciones que antes se repartían entre las distintas instituciones ahora sólo se otorga a la que mejor programa presente, “y hablamos de toda Galicia, no sólo de Lugo, por eso nuestra asociación vive de lo que el ayuntamiento o la diputación aportan”. Y esa prevención se realiza, en gran parte, mediante la distribución de folletos informativos. “Para folletos siempre hay dinero, la gente los tira delante de tus narices y no sirven para nada, pero a la administración le da igual, creen que así están haciendo algo”, sentencia Marisa.
Al comité se acercan muchas personas demandando información o preocupadas por si pueden haber contraído la enfermedad. “Vienen a contarte que creen que pueden estar infectadas por algún motivo. Se les hace un cuestionario y en función de lo que nos digan así valoramos el riesgo que han corrido realmente y valoramos si es recomendable que se hagan la prueba. En este último caso les pedimos la cita e incluso les acompañamos a hacerla si quieren”.

En Lugo la labor de Marisa Sánchez, y del resto de los miembros del comité, es multidisciplinar. Reparten preservativos, jeringuillas, folletos, organizan talleres ocupacionales o de ocio “pero al final trabajas bajo demanda, en función de lo que pidan o necesiten, así es el día a día”. En ocasiones hacen incluso de intermediarios con las propias familias de los afectados “les explicamos lo que pasa, intentamos quitarles el miedo a contraer la enfermedad por estar en contacto con ellos”.

La realidad de Lugo en lo que al sida se refiere es muy distinta a la que existe en otras provincias o capitales. Las cifras aportadas por el Ministerio de Sanidad ponen de manifiesto que el 60% de los nuevos contagios son entre hombres que mantiene relaciones con otros hombres. “En Lugo no hay tantos homosexuales, o al menos que se conozcan, los casos de contagio que se producen son casi todos por mantener relaciones de riesgo, pero no solo de carácter homosexual. La administración está obsesionada en bajar esas cifra en ese colectivo y sólo potencia la prevención para ellos, no es  consciente de que así se olvida de otras cuestiones que también tiene que ver con el sida como es la necesidad de mejorar la calidad de vida de la gente infectada desde hace años y que pertenece a sectores marginados de la sociedad”.

El perfil del seropositivo, al menos en la provincia de Lugo, es distinto al de otros lugares más poblados o con una forma de vida algo más cosmopolita. Marisa Sánchez lo define como “personas que trabajan y llevan una vida que definiríamos como normal, si es que así se puede definir a alguien. Lo digo por contraponerlo a la situación de hace años en que las personas que se contagiaban eran aquellas que llevaban una vida marginal y con continuas prácticas de riesgo”.

Hoy, gracias a la investigación médica, una persona con sida tiene una esperanza de vida muy alta y, además, puede desarrollar su vida como una persona no infectada. El número de pastillas ha disminuido y los tratamientos son más adecuados e individualizados. La especialista en enfermedades infecciosas del Hospital Universitario Lucus Augusti, María José López Álvarez, lo corrobora: “hoy en día contamos con tratamientos para esta enfermedad mucho más llevaderos. Incluso debido a la incorporación de nuevos medicamentos para tratar dolencias que están asociadas al sida, como es la hepatitis C, mejorará sustancialmente la calidad de vida de estos enfermos, pero por el momento se está estudiando la compatibilidad de esos nuevos fármacos con los antirretrovirales”. Además “muchos de los nuevos infectados no desarrollarán la enfermedad jamás”.

La especialista María José López confirma también los datos que maneja el ministerio, “en Lugo los nuevos casos de VIH son de contagio por vía sexual”. Y respecto al diagnóstico tardío señala: “muchos no se hacen la prueba porque creen que no están enfermos, precisamente porque el contagio infeccioso esté en estadío asintomático”.

Los avances médicos y el nuevo perfil de los contagiados han cambiado, también, la función del comité antisida. “Antes éramos un colectivo más unido, algunos venían todos los días, pasaban la tarde en el comité, buscaban apoyo, información y solidaridad. De hecho esta unión contra al adversidad, el no saber a qué nos enfrentábamos cuando el sida aparición, fue lo que contribuyó a luchar contra la enfermedad y por la consecución de ciertos derechos o prerrogativas. Hoy la gente va más por libre, sigue habiendo miedo a que a uno lo reconozcan como seropositivo, se ocultan porque, aunque se diga lo contrario, esta enfermedad sigue siendo un signo de estigmatización”. 
Los 30 años de lucha contra esta enfermedad han sido 30 años de logros. Un gran esfuerzo para intentar buscar soluciones y, algunas sí se han encontrado. Sin embargo, aún queda mucho por hacer, como dice Marisa Sánchez “los infectados de antaño malviven, y los que han salido adelante se encuentran con dificultades para encontrar un trabajo o suscribir un seguro de vida. La lucha no se detiene, no podemos parar, ni resignarnos”.


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