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¡Qué viene el cibercoco!


A la juventud se le informa constantemente de los riesgos de las redes sociales pero siguen sin creer en sus peligros


Las nuevas tecnologías nos abren un futuro lleno de posibilidades. Sin embargo, el mundo digital no está exento de riesgos. Los jóvenes son un sector social susceptible de caer en sus redes, aunque a ellos eso no les asusta.


La Guardia Civil lleva a cabo un Plan para la Convivencia y la Mejora de la Seguridad Escolar, que tiene como finalidad responder a las cuestiones relacionadas con la seguridad de niños y jóvenes en la escuela y su entorno. Entre las medidas adoptadas pora conseguir este objetivo están las de impartir charlas en centros educativos para “mejorar el conocimiento de la comunidad escolar sobe los recursos policiales para la prevención de la delincuencia y protección de las víctimas y, sobre todo, las cuestiones e seguridad ciudadana que inciden en materias como el acoso escolar, bandas juveniles, drogas o alcohol”, explica el jefe del gabinete de la Guardia Civil en Lugo, Orencio Pérez. “Tanto la escuela como la familia son instituciones básicas para la adquisición de valores y habilidades sociales, así como para la prevención de conductas contrarias a la convivencia. Por eso las Fuerzas y Cuerpos de seguridad debemos colaborar en esta labor educativa y ayudar a conocer a los alumnos la labor que desarrolla la Policía y la Guardia Civil”.

Las redes de comunicación global están revolucionando las formas de relación social. El mismo desarrollo tecnológico que tanto contribuye a nuestra prosperidad y bienestar puede ser utilizado por los delincuentes para cometer crímenes. 

Las redes sociales no están exentas de riesgos
para los más jóvenes /MJ Campo
Desde hace tiempo estas charlas en institutos de enseñanza media se van sucediendo en nuestra ciudad. Para la Guardia Civil esta labor es importante y acaba dando frutos.  “Las charlas que se imparten sobre el consumo de sustancias estupefacientes, alcohol y tabaco, como las que tratan sobre los peligros de Internet tienen una gran aceptación entre los escolares”, señala Orencio Pérez. “Los encargados de impartirlas son agentes adscritos a las distintas unidades en función de la temática a abordar”.

Una de las especialidades con las que cuenta la Guardia Civil es el grupo de delitos telemáticos cuya misión principal es perseguir la delincuencia en este terreno y proteger a los ciudadanos de las nuevas modalidades de estafa a través de este medio.

Nos obstante y pese al empeño de los cuerpos de seguridad en darles información sobre los posibles riesgos que la utilización de Internet puede suponer para ellos, los jóvenes de hoy no se asustan por nada y, como describe la profesora del IES Anxel Fole, Ana Sureda, que ha acompañado a sus alumnos en alguna de estas charlas “a ellos les hace gracia perder unas horas de clase y estar entretenidos con lo que los agentes les cuentan, pero en mi opinión, salvo para algunos, a la gran mayoría les da igual. No ven ningún peligro en las redes sociales, ni consideran que puedan estar haciendo algo ilegal cuando descargan archivos, cuelgan fotos o, incluso, se meten reiteradamente con otros compañeros”.
Precisamente en estas charlas que imparte la Guardia Civil también se incide en la posible comisión de un delito. “A los jóvenes no sólo se les informa de los peligros de la utilización de las redes sociales, que es básicamente el mundo en el que se mueven, sino que se les advierte de otros aspectos que pueden resultar delictivos aunque no tengan conciencia de ellos: descargas, falsificación de datos o apología. Además se les previene sobre la posibilidad de verse inmersos en algún problema por la acción de redes de tráfico de drogas, delitos contra la libertad e identidad sexual, abuso de menores o pornografía”.
Los ataques a la seguridad de instituciones y organismos oficiales es otra constante. No es la primera vez que es un chico el que ha puesto en jaque sistemas operativos que se creían infalibles. “Muchos jóvenes, impulsados por afanes competitivos y de superación de dificultades, consideran como loable el romper códigos de seguridad de particulares, empresas, instituciones y organismo oficiales como si fuese un juego, sin darse cuenta de la gravedad de las responsabilidades en que puedan incurrir. Se piensan que es imposible descubrirlos, pero los éxitos de la unidad de altas tecnologías de la Guardia Civil demuestran todo lo contrario”, advierte el jefe del gabinete de este cuerpo en Lugo.

Una de las tácticas para saber lo que realmente ocurre dentro de Internet es entrar en ella. La profesora Sureda reconoce que de vez en cuando se da un paseo por las redes sociales donde tiene cuenta con un perfil que sus alumnos no identifican. “Llego clase y les hago algún comentario sobre lo que han colgado en Tuenti y ellos se quedan asombrados, pero en el fondo creen que saben más que tú y que exageras cuando les hablas de la realidad. Los chicos no son conscientes de lo que cuelgan, utilizan perfiles perfectamente identificables y cualquiera puede acceder a ellos y ver a qué se dedican en su tiempo libre. A veces yo misma me asusto de lo inconscientes que son”.

En ocasiones, estos paseos por la Red ayudan a esclarecer asuntos truculentos de los que nadie parecía no saber o no querer decir nada. El bullying en la escuela está a la orden del día, aunque como dice Ana Sureda, “ellos te dirán que no es cierto”. Sin embargo, el acoso entre los compañeros existe e Internet les proporciona un espacio idóneo para llevarlo a cabo. “en un instituto de esta ciudad hay un expediente disciplinario abierto a unos alumnos que le dieron una paliza a otro chico, ningún alumno se atrevía o quería decir quién había sido porque en su código de conducta todo les parece que es chivarse, finalmente se descubrió la verdad porque los autores de la trifulca lo reconocieron en una red social”.

La juventud, divino tesoro, tiene sus propias reglas y la generación de los nativos digitales juega en un campo que, sino ajeno, si alejado de aquel en que se criaron sus padres. “Muchos llevan una doble vida, por así decirlo, tienen una cuenta en Facebook y otra en Tuenti. A sus padres sólo les dicen que tienen cuenta en Facebook, allí se muestran “formalitos”, pero después en Tuenti son, por así decirlo, ellos mismos”, comenta esta profesora. “Cuelgan fotos en la que secuencia a secuencia se ve cómo se ha ido desarrollando la noche de juerga, se les ve consumiendo alcohol en locales donde no se les podrían servir bebidas de este tipo porque son menores de edad, no tienen ninguna picardía, alardean de estas cosas sin ningún pudor”.

Los padres juegan un papel importante en esta materia, sin embargo, el desconocimiento del medio en el que los jóvenes sí son especialistas les impide levar un control de la actividad de sus hijos. “Muchos padres son capaces de controlar a sus hijos en este campo, conocen y manejan las redes sociales e interaccionan en ellas. Son conscientes del peligro y se mantienen alerta, pero otros no. En los chicos hay que confiar y darles autonomía pero es necesario darles apoyo, formación e información. Y aún así en ocasiones todo esto no es suficiente”, relata Ana Sureda.   

María y Olga cursan 4º de la ESO, se muestran reacias a comentar algo sobre este tema. “en esas charlas siempre nos dicen lo mismo, ya sabemos que no podemos agregar a gente que no conocemos y esas cosas, pero no es para tanto, ¿qué va a pasarte en tu casa?, dice resuelta Olga. Su amiga María asiente con la cabeza y sentencia con un “¡exageran!”
Poco más han querido decir sobre este asunto. La próxima vez será mejor preguntarles por esto desde la propia Red, donde parece que no tienen reparos. 


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