Durante años
asistimos en la sociedad Española a lo que comúnmente se ha denominado "top
manta". Inmigrantes que vendían discos y películas falsas a muy bajos
precios en mitad de la calle y con los productos expuestos en una sábana que podían recoger rápidamente en caso de que viniera la policía. Esta práctica estuvo muy perseguida por la polícia durante años y la
multa ascendía a unas cantidades que no podían asumir. Detrás de esta venta ambulante de material
multimedia se encontraban mafias que se encargaban de descargar todo el
contenido en lugares muy escondidos, zulos, garajes y zonas industriales de
difícil acceso para la policía.
La Policía Nacional habla de centenares de
mafias que controlan todo el tránsito de comercio negro en España. Luis Retana,
comisario de policia encargado de el control de piratería en la comunidad de
Madrid, relata todo el proceso de transformación del "top manta" desde
sus comienzos en los primeros años de los 90 hasta ahora. "La dinámica era
muy clara, todos los puntos de venta de discos pirateados estaban controlados,
había un estudio de donde se tenían que colocar para poder ofrecer el producto,
y todo ello sabíamos que no podía ser casual. Detrás tenía que haber algo más,
alguien que organizara todo el sistema de distribución, pirateo, descarga y
grabación de los productos", asegura Luis.
Imagen propiedad de luis de bethencourt. Flickr |
A comienzos de los
90, ponerse a vender discos en la calle suponía toda una revolución para los
viandantes. Según Carmen Arriego, directiva de Warner Music en España, "la posibilidad de comprar un disco a 3 euros en lugar
de 20 era todo un aliciente para el público, la gente empezaba a interesarse
más por la música". "Es necesario recordar que aún no estábamos inmersos en el
boom que supuso las descarga digital, igual de ilegal que el top-manta" asegura Carmen.
Llegados a la
crisis discográfica, pudimos asistir al cierre de numerosos comercios que
estaban especializados en música. La música legal ya no vendía y había que
buscar otras alternativas. El top manta empezaba a ser perseguido por via penal
y la multa ascendía a unas cantidades desorbitadas. La SGAE intentaba presionar, por un lado aumentando la
recaudación y por otro presionando a las autoridades para que se persiguiera de
forma mas dura a los que vendían en la calle.
Un punto de
inflexión llegó por sorpresa con la descarga digital, el P2P apartó a la venta
ambulante. Se trataba de intercambio de archivos que no tenían coste alguno.
Programas como Emule, Ares causaban estragos entre los jóvenes y permitían la
descarga sin límites de todo material musical y de cine. Llegó el "todo gratís" y
con ello el muro para los manteros, como la policia los califica.
Según Luis, estas
mafias empezaron a especializarse en otro tipo de producto. Ya no había que
falsificar discos, no vendían. El objetivo era lo textil, y para ello se
enfocaron en China y sus métodos de trabajo. El proceso de venta era idéntico,
pero el público muy distinto
Según Carmen; "Hoy en día todavía podemos ver como en algunos puntos de la ciudad los "manteros" se colocan para vender discos, o películas DVD, pero ya no son negocio, de hecho los organismos anitpirateria creados por la policía se centran en otro tipo de fraude. Los manteros ya no lo son, pero el fraude es mayor en Internet. Allí está el verdadero negocio del mercado negro musical.
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