"No podemos entender el mundo de la música si no sabemos nada de lo que se cuece detrás de un disco, en un despacho con directivos y empresarios que solo miran beneficios. Y es que estamos hablando de arte. No de un negocio". Así de contundente se muestra Natalia Rodriguez, responsable de comunicación de una filial de Warner Music.
La venta global de un disco determina el éxito de una producción. Eso hasta ahora. Cuando hablamos del éxito de un artista lo hacemos en función de las ventas de un disco ya publicado y vendido masivamente. La crisis musical, la pirateria y todo lo que mueve la música ha hecho que las ventas desciendan estrepitosamente desde hace mas de dos décadas. Producir un disco es caro ( entre 6000 euros y 20.000 sin contar la grabación) realizar las copias a partir del master conlleva mucho dinero y esfuerzo por parte de la compañía y en ocasiones ese esfuerzo es meditado por las discográficas que estudian a conciencia la rentabilidad de un producto que se llama "disco".
Tras años de caída de venta en discos, las discográficas que todavía existían tenían la necesidad de reinventarse para sobrevivir. Los artistas que años atrás habían vendido millones de copias, ahora no llegan a las 10.000. Y en caso de que lleguen a esa cifra, ya se puede considerar todo un éxito. Ahora no podemos encontrar ninguna razón para pensar que la música ha dejado de gustar, porque no lo ha hecho. Ha dejado de gustar el precio del disco cuando existen otras alternativas. Es entonces cuando surge la pregunta; ¿ De que viven las discográficas?.
"Un disco ha perdido valor, ya no es rentable. Debemos entender muchos factores, pero sobretodo es la falta de interés por comprar un disco que ya pasa a ser un objeto de coleccionista de un determinado fan por su artista. Un símbolo que contiene el trabajo empaquetado, un pequeño libro y un diseño. Hemos pasado de grandes inversiones en el producto final a vender un single por internet, ni siquiera el formato físico existe en artista que vendían miles de discos". Asegura Natalia.
Pedro de Castro es dueño de una empresa dedicada a la música. Su experiencia es muy grande en el ámbito musical español. "Muchos artistas intentan lanzarse a la aventura de conseguir financiación pero el asunto es complicado. El personaje debe ser conocido, discos exitoso a sus espaldas, dinero y productores conocidos para que el producto final sea rentable, una discográfica que distribuya el disco. En cambio un single se graba, se sube a una tienda digital como Itunes o Spotify y trabajo hecho.
Según Pedro, se cuida más el producto final, se cuela menos trabajo basura, se mima el single para que tenga éxito. En ocasiones el dinero ahorrado en distribución se gasta en la producción del single. La que gana es la música, el arte, asegura.
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